Capítulo 22 - Scars That Don't Go Away.

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POV: Jenna

La fiesta seguía con su ritmo alegre, la música y el baile llenaban el ambiente, pero yo no podía disfrutarlo. Aunque Julia había sido amable al darme su suéter para disimular mi incomodidad, no lograba sentirme a gusto con mi apariencia. A pesar de los cumplidos de Stan y de todos, no podía evitar sentirme incómoda con la ropa que elegí.

Cuando llegó el momento del pastel, traté de dejar de lado mis inseguridades. Pero de repente, escuché a Stan decir algo que me rompió el corazón: "— No comas tanto, que un simple suéter no va a tapar eso." Sus palabras me hirieron profundamente. Sentí un dolor punzante y, antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, me encontré saliendo de la fiesta, lágrimas corriendo por mi rostro.

Julia me siguió y me abrazó, brindándome un poco de consuelo mientras los demás chicos se acercaban con miradas de tristeza. Trate de controlar mis sollozos, pero la tristeza y la confusión eran abrumadoras. Cuando me separé de Julia, mis ojos buscaron a Stan. La vi de pie en la puerta, observándome con una expresión de arrepentimiento y preocupación.

Me sentí devastada. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué me estaba tratando así? La confusión y el dolor llenaban mi mente mientras intentaba entender la razón detrás de su comportamiento.

Volteé a ver a Finn mientras me abrazaba. Su apoyo fue
reconfortante en ese momento tan doloroso.

— Lo siento, Jen. — dijo Finn con sinceridad.

Entonces, Stanley se acercó a Noah y le entregó las llaves del coche. La tensión era palpable mientras todos esperaban a ver qué pasaría.

— Oye, Noah. — Stanley llamó a su hermano.

— ¿Qué pasa? — respondió Noah, confundido.

— Ten, las llaves del coche. Regresen a casa pronto. — Stanley le pasó las llaves a Noah con un tono serio.

— ¿Y tú? ¿A dónde irás? — preguntó Liv, preocupada.

— No sé, pero cuídense. — Stanley dijo antes de darse la vuelta y marcharse.

La partida de Stanley dejó una sensación de inquietud en el aire. Los chicos se quedaron conmigo unos minutos más, tratando de ofrecer apoyo mientras el dolor se asentaba. Finalmente, decidimos que era hora de irnos a casa. Cada uno se dirigió a su hogar, y Julia, preocupada por mí, decidió acompañarme.

Cuando llegamos a casa, la preocupación y el dolor seguían presentes, pero la presencia de Julia brindó un pequeño consuelo en medio de la confusión. La noche había tomado un giro inesperado, y el camino hacia la comprensión y la reconciliación parecía incierto.

Julia me aconsejó suavemente, — Déjalo sacar, Jen.

A pesar de sus palabras, seguía sintiendo una profunda tristeza. — ¿Qué hice mal? — pregunté, aún tratando de entender la situación.

Julia me miró con empatía y respondió, — Nada, sinceramente no esperaba eso de ella. — me limpié las lágrimas, tratando de recomponerme. — No sé qué haya pasado con ella estas últimas semanas, tal vez tiene problemas, no lo sé, pero no entiendo por qué desquitarse contigo. Con los demás ya es normal, pero ¿por qué contigo? Stanley jamás fue así.

Mi teléfono vibró con varios mensajes, entre ellos uno de Stanley pidiéndome perdón. Miré la pantalla, el dolor aún fresco pero intentando procesar sus palabras.

Julia, observando mi expresión, dijo con voz tranquilizadora, — Tómate el tiempo que necesites. Estamos aquí para ti.


(...)

Soulmates - Jenna Ortega x Fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora