𝗫𝗖𝗩𝗜

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La señora Shim se habia encerrado en el cuarto y sus lamentos se escuchaban si pasabas cerca de su puerta.

Sunghoon quería hacer lo mismo, pero pensando en que debía ser fuerte para hacer sentir mejor a Jake, borró sus lágrimas camino al cuarto.

Al abrir la puerta, encontró a Jake, envuelto en una toalla para que su húmedo cabello no mojara su pijama, tenía la mirada baja y perdida.

El pelinegro alzó la vista cuando entró, mirándolo con sus lindos y brillantes ojitos.

Y Sunghoon quiso llorar de nuevo.

Con lentitud, se sentó sobre la cama donde Jake dormiria, el chico se irguió un poco, sentándose de piernas cruzadas junto a él.

Sunghoon tomó la mano de su novio, besando su dorso, una sonrisa penosa apareció en sus labios.

─ ¿Por qué no me dijiste? ─ preguntó Sunghoon, su voz sono ronca, algo rota, Jake bajó la vista, supo que ya no podría esconderlo.

Tris-te. ─ dijo, bajito, señalandolo. ─ Como Ma-.

El labio de Sunghoon tembló con ganas de llorar.

─ Jakey, hay cosas, que por más tristes que sean, deben saberse. ─ murmuró.

Jake negó, parpadeó varias veces para despejar las lágrimas que comenzaban a crecer en sus ojos, aunque eso no impidió que comenzara a llorar.

No... Quiero. ─ murmuró. ─ Yo q-quiero ser fe-liz, s-sin de-cir eso, s-sin pen-sar eso... ─ habló entre sollozos e hipidos.

Y Jake se rompió, desbordando en lágrimas.

Sunghoon lo abrazó con fuerza, como si así pudiera arreglar las cosas, acomodando a Jake contra su cuerpo.

─ Jake... Tú mereces toda la felicidad del mundo. ─ murmuró el rubio, carcomido por la injusticia.

No, Jake no va a morir.

𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗠𝗘, 𝗠𝗨𝗧𝗘 » 𝘀𝘂𝗻𝗴𝗷𝗮𝗸𝗲 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora