𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗠𝗘, 𝗠𝗨𝗧𝗘 » 𝘀𝘂𝗻𝗴𝗷𝗮𝗸𝗲

𝗟𝗫𝗩𝗜𝗜

Al llegar a la cabaña, cerrando la puerta detrás de ellos, Jake fue directamente hacia sus pertenencias, buscando el cuaderno mientras Sunghoon hablaba.

─ Me dijo que Heeseung está en un tratamiento para volver a caminar, pero que quiere dejarlo.

Jake asintió, pasó las páginas hasta que encontró la primera en blanco, escribiendo rápidamente.

“Me dijo que no están peleados”.

Sunghoon hizo una mueca.

─ Creo que sí están algo peleados. ─ dijo. ─ Sun dice que discutieron, porque él no quiere que deje el tratamiento.

“Seungie dice que no es seguro que pueda volver a caminar”.

─ Es un proceso largo... Pero debe creer en él para lograrlo, al igual que en el tratamiento, esforzarse un poco y no abandonarlo... Sino, nunca tendrá resultados.

Jake asintió, ambos quedaron en silencio unos segundos.

─ Sun dijo que hablaron fuerte acerca del tema... Qué Heeseung terminó llorando y él lo dejó así.

Jake frunció el ceño con eso.

“Está mal”.

─ Si, ya lo golpee por eso. ─ Sunghoon suspiró. ─ Le dije que deben hablar bien, tranquilos, sin gritos... Es lo mejor.

Jake asintió.

“Heeseung se siente mal por lo que pasó”.

─ Ya lo creo. ─ murmuró Sunghoon.

El rubio camino hacia Jake, sentándose a su lado, sobre la cama donde el mudo dormía.

El pelinegro no tardó en acomodar su cabeza en el hombro de Sunghoon, suspiró pesadamente.

─ Qué fácil que la gente puede complicar el amor. ─ murmuró el rubio, Jake asintió.

El chico mudo buscó la mano de Sunghoon, tomándola y entrelazando sus dedos, ambos sonrieron.

─ Nunca complicaría nuestro amor, ¿Sabes?

Jake asintió.

─ Me gusta estar contigo, Jake, estoy tan enamorado de nuestra relación como lo estoy de ti.

El chico se ruborizó, escondió el rostro en su mano libre, separándose del hombro de Sunghoon.

El rubio sonrió, le parecía adorable cuando Jake se ponía así, esperó a que el chico lo mirara, para tomar su mejilla con suavidad, uniendo sus labios en un lento y cariñoso beso.

─ Te amo. ─ susurro, mirándolo a los ojos

“Te amo” dijo en señas el otro, sonriendo tan ampliamente que sus ojos se escondian como líneas sobre sus abultadas mejillas.