Capítulo 12: Persecución.

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Lilian respiró encantada sobre la hierva fina de la pequeña planicie dónde se hallaba caminando

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Lilian respiró encantada sobre la hierva fina de la pequeña planicie dónde se hallaba caminando. Un terreno corto sin árboles, estos conectaban al bosque a tan solo unos metros más adelante.  El viento fresco, pero no lo suficiente como para molestarle, hizo que disfrutará aún más el recorrido. Se detuvo un momento, observó la Luna, quién brillaba inmensamente sobre su cabeza.

Intentó de nuevo conectarse con su loba interior.

Nada.

¿A caso no podría convertirse jamás?
¿A caso su esperanza por recuperar su honor ante esa manada, se había perdido?

Vengarse de todos aquellos quienes la lastimaron.

Recuperar su corcel.

Recuperar su inocencia.

  —No quiero renunciar— Admitió al viento en un Susurró.

Siguió caminando hasta adentrarse al bosque nuevamente. A este punto quizás ya se habían dado cuenta de su ausencia. Se preguntó ¿Cuánto tiempo tendría antes de que ese Licano la encontrará?

Quizás no debía hacerlo enfurecer. Había obtenido lo que quería. Suspiró sentándose sobre un par de rocas. Esperaría a que Gerdal le hallará. Con suerte su enojo disminuiría.

Frunció el ceño, algo había cambiado en el aire. Una especie de olor a quemado salía de entre la oscuridad.

«No hay fuego» Trató de calmarse. Quizás el olor venía de lejos.

Sus instintos no se tranquilizaron, al contrario, los bellos de su cuerpo delataron el sentimiento de miedo desde su latiente corazón.

—¿Gerdal?— Preguntó lo suficientemente fuerte como para que alguien a unos dos metros le escuchará.

El olor se volvió más intenso. Cómo si eso, se fuese acercando.

— Bien. Ya aprendí mi lección. No volveré a salir. Ahora deja de emanar ese olor, es, repulsivo— Se intensificó haciendo que la loba apretará su nariz.

Algo no andaba bien. No podía distinguir a ningún otro lobo. Y el Licántropo era lo suficientemente arrogante como para habérsele mostrado antes.

Empezó a retroceder con intensiones de regresar a la mansión. O al menos, a la manada. Relamió sus labios nerviosa cuando una figura corta empezó a emerger de entre la oscuridad, tomando forma de un animal. Grande como un oso, con cuernos de cordero. Y ojos flamantes.

— Oh por la Diosa Luna— Esa cosa había duplicado su tamaño en un segundo. Y Lilian era lo suficientemente inteligente como para no quedarse a ver si podía hacerse más grande. Giró sobre sus talones y comenzó a correr.

¡Maldito lobo! Nunca mencionó que había creaturas malignas en el bosque.

Un minuto después el piso detrás de ella empezó a temblar. Aterrada echó un vistazo que, lo único que provocó, fue que disminuyeran sus paso. La creatura le estaba persiguiendo.  ¡Iba a comérsela!

Sometida al Lobo (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora