Me desánimo mucho leer sus comentarios. Les había comentando en mi grupo personal y en el muro de mensajes. Qué estaba pasando por un mal momento y que, necesitaba un tiempo. Pero que, sin duda volvería a escribir está novela junto con otras. Hace unos momentos justamente estaba por subirles los primeros 10 capítulos de una novela que ya está terminada. Y en la que estaba trabajando para ustedes. Bueno… Ya no sé si comentarles que estaré actualizando seguido está novela y Mi Luna.
( se va triste)
Disfruten el capítulo que tanto querían…
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• Sometida al Lobo •
No podía creerlo, no podía si quiera procesar lo que acababa de pasar.
«Nuestra»
Tragó saliva con dificultad, sus piernas aún se encontraban temblorosas, e incómodas ante la humedad que mojaba su entrepierna, resultado de las acciones de Gerdal.
¿Qué se supone que iba a hacer? ¿Se paraba y se largaba?
Pasaron alrededor de diez minutos cuando el lobo volvió a entrar a la habitación, está vez no estaba solo. Le seguía Yulem y Clara, notablemente recién levantadas. Cargaban todas sus cosas. Lilian simplemente se negó a creerlo. Incluso empezó a molestarse.
« ¿Cómo el estar entre mis piernas pudo haberlo hecho cambiar de opinión?» Apretó los puños deseando haber tenido mayor autocontrol.
Gerdal permaneció del otro lado, dando órdenes de aquí para allá.
— Retírense, mañana ordenarán todo.
— Gracias Alfa. Buenas noches, Mi luna, que descanse— Bajaron la mirada cuando se despidieron.
—¿Qué es lo que estás haciendo?— La pelinegra lo miró confundido mientras esté intentaba re acomodar lo que ya estaba ordenado.
— ¡Gerdal!— Gritó perdiendo el poco ánimo que le quedaba. Se puso de pie aún con las piernas temblorosas.
—¡¿Qué es lo que haces?!— Exigió una respuesta. — Dímelo— insistió.
—¡No lo sé!— El lobo gruñó en un grito que hizo, las paredes retumbaran. Incluso la rebelde se vió intimidada dando un par de pasos hacia atrás.
— Mi lobo tomó el control de mi mismo— ella negó soltando una risita pequeña.
— ¿Por qué lo hiciste? Te aprovechaste de…— Ni siquiera logró terminar la frase para cuando el mercenario, la empujó sobre la cama, colocándose sobre ella de manera rápida.
— No, no digas que me aproveché de ti. ¿Te digo lo que pasó?— Lilian negó girando la cabeza. Huyendo de la mirada de su captor.
— Pasa que ya no soporto— él tomó su mano pequeña, y la colocó sobre su pecho. Se encontraron en un juego de miradas nuevamente, está vez la loba se estaba rindiendo, rindiendo a su calor, a su presencia, a su olor.
— Ya no soporto el dolor. El pecho me quema cada maldito segundo que tardo en marcarte como mía. Cada infernal minuto que rechazo tu cercanía. Eso es lo que pasa. Ya no puedo estar lejos de ti. Escucharte gritar cada noche, es un suicidio para lo que soy —. Su pecho comenzó a subir y bajar con rapidez. Tragó saliva sintiendo el líquido espeso, pesado.
— Yo no quería esto— susurró. Él negó suspirando.
— Amé a mi anterior mitad, con todas las fuerzas de los Ángeles y la ferocidad de Demonios. Pero… — Su rostro se vuelve confundido, delirante. Lilian frunce el ceño y por primera vez, lentamente levanta la palma de su mano derecha acariciando su mejilla. La barba crecida del hombre pica un poco en su piel sensible. Alekai parpadea lento.
—¿Pero qué?— Pregunta deseosa. Su corazón está a punto de derrumbarse. Tanto que incluso teme perder la cordura.
— Eres mi gravedad en todo sentido. Tienes la fuerza de Arcángeles, la nobleza de ninfas y una larga sed de venganza, de odio, como las creaturas más temibles del averno. Eres simplemente el fin de mi existencia. Porque moriría por ti.
Respirando profundo Lilian empuja un poco el pecho del lobo para que esté la aleje de su cercanía embriagante. Se recarga contra la pared abrazando sus piernas. ¿Hacerse la fuerte nuevamente? Negarse ante algo que está allí de forma natural. Ya no deseaba hacerlo.
— Me encarcelaron durante un año. Torturaron mi cuerpo cada día. Más de cincuenta lobos me violaron. Dejé de contarlos— musita apagando la voz lentamente. Los puños del Alfa se aprieta tanto que sus uñas cortan la piel de sus palmas, el río carmesí con fuego dorado, enciende su mirada.
— Van a pagar. Deshonraron a nuestra madre con su acción. Quebrantaron mis leyes. Los haré pagar.
— No— Se pone de pie apretando la quijada. —Tu no los harás pagar. Seré yo— gruñe.
— ¿Qué quieres decir con eso Licana?
— Que voy a recuperar la manada de mi padre, así sea lo último que haga— da un par de pasos hacia adelante levantando la cabeza para verle.
— Así que adelante, puedes intentar detenerme nuevamente, encerrarme en tus aposentos. No volveré a bajar la cabeza ante nadie jamás—. Por primera vez en mucho tiempo, sintió la sangre de su raza correr entre sus venas.
—¿Quién dijo algo sobre encerrarte? En realidad, los bosques nórdicos siempre fueron míos, al igual que tú—. La pelinegra hace un gesto de confusión.
—¿Quieres decir qué?
— Lideraré mi ejército contra aquellos que marcaron el sufrimiento en tu mirada. Y los haré arder con las llamas del averno.
[…]
Haberle ocultado la presencia de creaturas malignas a las afueras de sus territorios, fue un error. Por poco ese kaljar la mataba.
Apenas soportaba los recuerdos de haberla visto en esa celda, moribunda, siendo casi un animal sin importar. Haberle dado de su sangre para que el daño en su columna disminuyera permitiéndole caminar, o las transfusiones de células nuevas. Soportaría cualquier dolor con tal de quitarle el del alma.La miró dormir plácidamente, descansando a su lado. Caliente con su cuerpo. Pero podía olerlo, saboreaba el dolor en su alma, lo herido que su corazón de espíritu estaba. Casi no quedaba nada de deseo allí. La venganza quizás le otorgaría algo de satisfacción, pero el tiempo, había pasado demasiado poco. Temía que su cuerpo se encontrará debilitado aún— y así lo era— no era posible sanar tanto sufrimiento en unas cuantas semanas. Ella, una rebelde, una Licana no transformada. Sin un ciclo de luna, jamás sobreviviría una batalla.
Claro, podía encerrarla y matar a toda la manada nórdica.
Pero no, no lo haría. No ahora que había aceptado su realidad. Su deseo.
— Debo encontrar a su gente— Solo otros rebeldes como ella. Le mostrarán cómo transformarse.
Mañana subiré un nuevo capítulo.
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Sometida al Lobo (+21)
LobisomemSu corazón estaba por morir en ese calabozo. Alguna vez fue llamada hija del Alfa, pero al descubrir su verdadera naturaleza, es encarcelada y torturada. Los Licanos de Raza Rebelde, son impuros. La destruyeron fibra por fibra, haciéndola responsab...