Capítulo 10: Sin Libertad

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Capítulo largo para recompensar el tiempo demorado. No olvides votar y comentar.

•Sometida al Lobo•

Respiró lentamente observando desde la ventana como el amanecer se alzaba en toda su gloria. Llevaba dos semanas en recuperación desde que despertó, al hacerlo creyó que él se dignaría a responder todas sus dudas, pero no fue así. No logró comprender cómo, o por qué, Gerdal se había negado a verla esa tarde.

En su lugar un hombre alto de cabellos blanquecinos se acercó con un tono neutro en su rostro.

«Es mi deber llevarte al sitio donde deberás recuperarte»

Sí, su pecho constantemente le torturaba sintiendo el latir de su corazón, no sabía porque estaba aquí, mucho menos qué buscaban en ella. La doctora de la cabaña médica donde despertó, le hacía visitas constantes cada tres lunas, un par de enfermeras entraban cada tres horas a la habitación con intenciones de mantenerle vigilada. Aún no comprendía si temieran por su salud, o que saltará por la ventana.
Llegó a pensarlo sí, pero tan débil como su cuerpo se encontraba, sería en vano.

No se había negado a comer, a beber, o a la gran cantidad de prendas para vestir que le fueron otorgadas. Había perecido lo suficientemente en esa celda, como para despreciar un baño de agua tibia y jabón con olor a fresas. Caminó lentamente hasta el pequeño -pero acojedor- sofá de tonos canela en medio de la estancia, solía sentarse allí esperando, cualquier cambio en su rutina. Lilian trataba de no divagar en el ayer, de no herirse con los recuerdos, era muy diferente por las noches. Su mente, sus sueños, la atormentaba al punto de gritar con desgarro. La primer noche en la enorme mansión, supo que ese lobo de cabellos como el algodón, permanecía atento a ella, puesto que, la puerta fue abierta con violencia casi de inmediato temiendo una barbarie. No sobrante Goran se permitió respirar al ver qué la mujer, tan solo permanecía sometida a villanos nocturnos, a monstruos invisibles en su cerebro.

Cuando la trasladaron, estaba tan agotada que no logró percibir el interior de esa casa, mucho menos otro tipo de detalles, dentro de sus aposento se hallaba todo lo necesario para su cuidado. No se le permitía cruzar la puerta.

«No soy libre» se repitió abrazando sus rodillas, ese simple movimiento le causaba dolor, un dolor tolerable.

La puerta fue tocada, y un segundo después, el Lobo de ojos grises entró.

-Debo avisarle que, mi Alfa a regresado al territorio. Vendrán a prepararla para su llegada. Es importante que guarde fuerzas y se mantenga sentada cuando el aparezca.

Lilian sonrió de lado. Esto parecía extraño, hasta cierto punto hipócrita.

-¿Él responderá las preguntas que me haz negado?- Levantó la mirada. La mirada de Goran reflejó un poco de asombro, el tono filoso de sus palabras le hizo sorprender. En los últimos días creyó sería testigo de una Licana moribunda dando sus últimos suspiros, pero no fue así, le observó cada hora con más fuerza. Aún se miraba enferma, ganó un poco de peso, pero seguía siendo frágil, su cabello seco, ahora mostraba unos rizos sedosos, regresando a la vida.

-Me temo que no puedo darle la información que desea. Tan solo se me fue ordenada su supervisión mientras esté en proceso de recuperación- ella bufó.

-Gracias, por todo- Susurró. Él no esperaba un agradecimiento. Asintió dándose la vuelta para salir.

Nuevamente la taquicardia en su pecho le causó náuseas. Los minutos pasaron lentos, como la brisa rasposa del otoño. Cuando la puerta fue tocada nuevamente y dos lobas entraron por ella, se permitió tranquilizarse a si misma.

Sometida al Lobo (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora