Había una vez una niña llamada Lucía que tenía una fascinación por las mariposas. Cada vez que veía una, se detenía a observarla por un rato, Maravillándose por su belleza y singularidad.
Una tarde, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio una mariposa negra con manchas rojas en las alas. Era diferente a todas las demás mariposas que había visto antes, y Lucía se acercó para verla mejor.
Repentinamente, la mariposa se posó en su mano y se aferró a ella con fuerza. Lucía intentó quitársela, pero algo extraño comenzó a suceder.
La mariposa empezó a crecer y crecer, hasta que se convirtió en un enorme y terrorífico insecto que no se parecía en nada a una mariposa. Lucía gritó, intentando liberarse de su agarre, pero la criatura la estaba absorbiendo, devorándola poco a poco.
La familia de Lucía la buscó por todo el jardín, pero nunca la encontraron. Solo hallaron una extraña mariposa negra con manchas rojas en las alas, justo en el lugar donde había estado jugando la pequeña.
A partir de ese día, la gente del pueblo comenzó a contar historias sobre una mariposa maldita que se llevaba a los niños y nunca más se volvía a saber de ellos. Y aunque muchos no creían en esa leyenda, bastaba con mirar a los ojos de aquellos que sí habían cruzado con la mariposa negra terrorífica, para saber que esa criatura era real y peligrosa.