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Con el rápido paso del tiempo, Alastor dejó de sentir náuseas, su apetito se volvió mucho más "feroz", sus famosos antojos eran extraños pero entrañables, Alastor dejó de lamentarse y comenzó a reorganizar su vida. A Lucifer le dió gusto dejar de oír las quejas de Alastor, y estaba satisfecho de poder complacer los antojos que el bebé provocaba en este.

Cuando Lucifer descubrió que Alastor volvió a usar sus poderes y salía a cazar, obviamente le molestó y le llamó la atención.

— Deja de consumir carne cruda! Tu podrás ser un Caníbal, pero puede ser tóxico para el bebé.

— Está bien, está bien, cálmate súper papá, ¿Que tal si me traes un platillo de Gumbo? Solo por qué estoy de buen humor y no quiero discutir — sugirió Alastor.

— Gumbo a la orden — Lucifer chasqueo y el platillo criollo apareció frente al demonio de la radio.

Alastor pensaba que estaba delicioso, de repente todo comenzó a saberle bien, pero claramente no lo expresó en voz alta.

— Bien, pero para mañana se me antoja un clásico platillo de Jambalaya.

— Y lo tendrás.

— No cualquier platillo, si es uno simple, tu engendro y yo te lo haremos saber.

— ¿Cómo sabré si es el platillo correcto? — Cuestionó Lucifer.

— Tengo un recetario en el estante de la cocina y el mandil debería estar colgado...

— ¿Quieres que te cocine un platillo de Jambalaya?

— Es una vieja receta de mi madre, piensa que no es para mí, es el capricho de tu criatura.

Y así sucedió, era una rutina que no hacía daño a nadie, Lucifer se aseguraba de alimentar bien al futuro primogénito y Alastor obtenía casi todo lo que su capricho deseara con el objetivo de molestar a Lucifer.

No contaba con que el rey del infierno aprendería a cocinar comida criolla y diversa del recetario de Alastor, sin importar las críticas duras que este le daba, siempre con una carta bajo la manga.

Cuando Alastor descubrió que el rey se había vuelto un experto en la cocina y no pudo criticarlo más, perdió el interés en seguir molestandolo con ese tema.

Llegó el tercer mes, y ya se podía divisar un pequeño bultito llamativo en el vientre de Alastor, lo que dió paso a más interacción entre ambos progenitores.

— Si es niña, creo que se llamará Alice — dijo Lucifer.

— ¿Cuál es la obsesión que tienen con nombrar a las niñas con nombres que terminan en "i" o en "e" — cuestiona Alastor terminando su platillo.

— A qué te refieres? — cuestionó Lucifer

— Charlie, Lili, Vaggie, Mimzy, Rossie, Mili, Emili, Alice.

— Está bien, entiendo tu punto, entonces qué sugieres?

— No tengo idea — Alastor se encogió de hombros

— Y porque juzgas mis ideas sin darme otras opciones, ¿Cómo la llamarías?

— Fue solo una crítica social, como decidas llamar a tu bebé no es asunto mío.

— ¿Y si es niño?... ¿Cómo lo llamarías?

—... Nathan, Atticus, Conall... Lapsus, ese último sería el nombre más adecuado a la ocasión, pero eso al final dependerá de ti...

Por un lado, Lucifer llega a la conclusión de que Alastor definitivamente no se toma en serio la paternidad y que el acuerdo que hicieron fue el más adecuado.

Pero por otro lado, aún tenía esperanzas y deseaba darle tiempo al tiempo.

Su hijo merece conocer a sus progenitores...

Entonces el demonio de la radio comenzó a aburrirse, ya no quería estar encerrado, y sus deseos de salir de la habitación fueron expresados a Lucifer.

Y el señor del infierno se aseguró de que Charlie fuera la primera en enterarse de la situación, ella es buena, ella no juzga, ella lo entendería...

— ¿Qué? ... Pero qué mierda!? — exclamó con inevitable sorpresa — Papá!, Cómo es posible!?.

— Siempre tomo precauciones, Charlie, siempre, pero está vez se me fué la mano.

— Tienes idea de lo que mamá dirá sobre esto!?

— Lo sé, manzanita — Lucifer sujetó las manos de su hija — yo tampoco deseaba que esto pasara, pero sucedió, y está pasando ahora, me costó mucho hacer entrar en razón a tu botones para que no se desaga del niño. Ahora más que nunca necesito de tu apoyo para hacer que se sienta bien y no piense en dañarse y dañar a tu futuro hermanito.

Pidió Lucifer.

Era conciente de que no tenía derecho para solicitar algo semejante a su hija, después de tal acto impuro, sabiendo que todavía lleva el anillo de compromiso en el dedo.

Pero era cierto, Charlie es comprensiva, y la idea de un hermanito no sonaba nada mal, el bebé no tenía la culpa de nada...

— Mañana se lo diremos a los residentes principales del hotel. Sé de buena fuente que te llevas bien con todos excepto con Vaggie.

— ¿Charlie te dijo eso?

— Pedí la opinión de todos con respecto a ti, te has ganado mucho odio y aprecio por igual.

— Uhum, me sorprende que hayas accedido, ¿No te importa el que dirán?

— En realidad, por eso empezaremos dando la noticia a un grupo de confianza.

— Olvidas que las paredes tienen oidos, y hay muchos más residentes en el hotel que cuando empezamos, por su puesto que quiero salir y regresar a transmitir mi programa, pero va ser complicado si tomamos en cuenta que ya subí de peso y eso irá en constante aumento — Alastor sabia perfectamente que estaba en el ojo del huracan que cierto cara plana estaría atento a todos sus movimientos.

— Descuida, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? confía en mí, tengo todo arreglado, nadie va hablar mal ni dañar de esta cosita, no señor — Lucifer intentó acercarse un poco a Alastor para consentir un poco al, todavía pequeño, bebé.

Alastor le puso un "alto" inmediato.

— Sin tocarme.

— Está bien, está bien lo siento — Lucifer enseña las manos en son de paz — La emoción del momento.

Lucifer siempre prefirió ver este proceso por el lado amable, estaba emocionado por volver a ser padre, le traía recuerdos de aquellos bellos momentos que pasó junto a Lilith cuando esperaban ansiosos la llegada de Charlie, tenía deseos de sentir esa sensación una vez más, pero por su puesto, debía respetar la decisión de Alastor y supo que debía mantener la distancia.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐆𝐄𝐍𝐃𝐑𝐎 (Appleradio) || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora