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Nota: Las recientes filtraciones de Hazbin Hotel no van a alterar la idea principal que tenía con mi historia. Quizá le de un par de toques con ese asunto de Rosie, pero aquí, como ya se ha mostrado, Lilith sigue siendo la dueña del alma de Alastor. Eres libre de continuar y si no es de tu agrado, por favor, abstenerse a comentarios fuera de lugar.

En lo más alto del Cielo, donde la luz eterna baña cada rincón con su fulgor divino, una escena inusual se desarrollaba en medio de todo ese esplendor celestial. Allí, en la vasta extensión de un firmamento que nunca conoció la sombra, una figura solitaria permanecía suspendida en el "vacío". Era Lucifer Morningstar, el ángel caído, encadenado en el propio reino del que alguna vez había sido parte, pero que ahora le daba un castigo.

Cadenas gruesas sujetan los brazos del rey del infierno. Su cuerpo se estremecía en un intento desesperado por escapar, pero era imposible, las cadenas quemaban la piel del soberano, ya que ahora todo se redujo a débiles espasmos y gemidos.

Pues a su lado, se encontraba su regidor, un ángel de primera categoría, su hermano, Uriel.

— Hermano, p-por favor… — suplicó Lucifer.

Las manos de Uriel se detuvieron, acariciando las alas de Lucifer en una cruel burla.

— Has quedado impune durante demasiado tiempo, Lucifer. Eres culpable , y según las reglas del cielo, este castigo te dejará sin siquiera poder arrastrarte, este solo es el comienzo.

Las manos del ángel reanudaron su trabajo, rompiendo lenta y metódicamente cada hueso de las alas de Lucifer. El rey del infierno luchó contra la oscuridad que crecía en los bordes de su visión, arqueando la espalda en un intento infructuoso de deshacerse de su torturador, sin embargo las cadenas quemaban su piel cada que quería hacer esfuerzo para zafarse.

— Todos ustedes... Todos me han excluido y olvidado de mi existencia durante tanto tiempo — reclamó con voz lastimara una vez la tortura cesó por un instante — ¿No fué suficiente  estar exiliado en medio de la miseria?

Uriel se rió entre dientes y le arrancó una pluma de las alas de su víctima.

— Oh, hermanito, te has vuelto demasiado arrogante, demasiado olvidadizo del poder del cielo. Cuando haya terminado aquí, destruiré las aberraciones que decidiste engendrar. Entonces no tendrás nada...  y después de purificado, quizá sentirás verdaderamente el dolor de perder el amor de Dios.

Más huesos se agrietaron y rompieron, y uno rompió la piel del ala de Lucifer. Este se mordió el labio para evitar gritar, pero no pudo evitar que se escapara un gemido de dolor. ¿Par de engendros había dicho? Entonces aquí en el cielo lo sabían...

— Si te atreves a tocarlos... ¡yo mismo te mataré!

_Flashback:_

Meses antes

La noche en el Hotel Hazbin tenía un aire de inquietante calma, algo poco común en un lugar donde las almas  pecaminosas y perdidas del anillo del orgullo, se reunían para intentar, al menos en apariencia, redimirse. Las luces apagadas que parecían cobrar vida propia. La música jazz resonaba en los pasillos y llegaba en ecos distantes hasta el bar del hotel, donde el ambiente era casi lúgubre, algo asi como si el tiempo se hubiera detenido solo para aquél momento.

Alastor, siempre atento y expectante,  recorría los mismos pasillos, una macabra sonrisa, paseaba con paso ligero, deleitándose con el cuidadoso control de su dominio, ser administrador del Hotel no era una tarea muy difícil, solo debía cerciorarse que todo esté en orden. Sin embargo, esta noche, algo captó su atención: una figura solitaria sentada en la barra de bebidas, alguien que rara vez se veía en esa posición.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐆𝐄𝐍𝐃𝐑𝐎 (Appleradio) || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora