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En la parte más recóndita del anillo de la ira, en medio de las penumbras suave de una habitación iluminada solo por la luz de una lámpara tenue, Lilith, la reina del infierno, mecía con ternura al pequeño bebé recién nacido entre sus brazos. El pequeño no paraba de llorar, su llanto era agobiante, cualquiera que lo escuchara estaría de acuerdo, pero no para Lilith, la reina del infierno ya fué madre, por lo que el llanto de un bebé no era nuevo para ella, el pequeño ya fué alimentado con leche de fórmula, sin embargo, no dejaba de llorar.

De pronto, el sonido de pisadas resonantes en el piso de mármol del pasillo llamó su atención, giró hacia la puerta, y de repente, apareció Rosie.

La líder del barrio caníbal, distinguida y elegante, entró tras hacer una reverencia ante la presencia de la esposa de Lucifer, su sonrisa característica en el rostro, sus pasos ligeros y su figura delicada irradiando una energía alegre y reconfortante. Se acercó lentamente.

— Mi señora ¿Le gustaría que lo intente yo? —preguntó, extendiendo los brazos para recibir al bebé.

Lilith sonrió y asintió, confiando el pequeño a Rosie, agradecida por este breve respiro. Al tomarlo, Rosie lo sostuvo con delicadeza, acomodando a la criaturita a la altura su pecho y comenzando a moverse con un ritmo balanceante. Mientras el bebé seguía llorando, Rosie comenzó a canturrear, su voz suave y ligera como un susurro en la brisa.

—Shh, pequeñito, aquí estás seguro… — murmuró, su tono dulce, mientras acariciaba la frente del pequeño con sus dedos. La naturaleza de Rosie irradiaba calma, al punto de que el bebé comenzó a calmarse lentamente, su llanto fue disminuyendo, arrullado por la calidez y dulzura de esa desconocida pecadora.

Lilith observaba la escena en silencio, sorprendida por la facilidad con la que Rosie había logrado conectar con el pequeño.

Entonces, sorpresivamente, el menor volvió a alterarse y comenzó a llorar de nuevo.

— Que escandaloso eres, mi niño, idéntico a tu padre.

La figura, alta y esbelta de la reina volvió a acercarse.

— Si me permites, creo que ya sé cómo tratar con esto.

Con calma, tomó y acurrucó al bebé empezando a susurrar una canción de cuna, una con palabras suaves y relajantes. Su voz era baja y aterciopelada, arrullando el alma del niño con cada melodía, y al oírla, el llanto comenzó a menguar poco a poco.

— Vaya que eres muy lindo, duerme, pequeño tesoro —  susurra Lilith en el estribillo, su voz tan delicada que parecía envolverlo como un manto protector. — El mundo es vasto, pero a partir de hoy, mis brazos son tu refugio, y me ayudarás en mi objetivo, contigo... todo será diferente.

Tras esas palabras, el tiempo que continuaba cantando, su propia esencia de inmortalidad y fortaleza mezclada con la fragilidad de esta nueva vida. Para Lilith, en ese momento, nada en el vasto universo importaba más que el calor y la paz que compartía con ese infante; un instante perfecto, un bebé poderoso a su merced...

— Espléndido, majestad, espléndido.

Dijo Rosie con entusiasmo, mientras Lilith dejaba al bebé en la cuna.

— Gracias, querida

Rosie tomó asiento en una de las sillas, mientras servía té en dos tazas para ambas, ofreciendo a Lilith tomar asiento.

— A propósito, majestad, qué hizo con el rey para que no se entrometa?

— Yo? Nada en absoluto — expresó con un tono agraciado — digamos que el cielo finalmente va juzgarlo, e inevitablemente van a bajar a causar otra gran masacre, buscando a este niño y a su otro progenitor, para eso formaremos una nueva alianza entre todos, Charlie y su equipo demostró que los angeles no son inmortales, el pueblo debe levantarse, ya era hora de aplicar revolución, orda tras orda, el cielo mandará a sus tropas y sus ángeles, resistiremos hasta que el pequeño esté listo, después de todo, los pecadores siempre llegan cada día.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐆𝐄𝐍𝐃𝐑𝐎 (Appleradio) || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora