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— Al, es el bebé, acaba de moverse.

Entonces finalmente sucedió, por su puesto que el pelirrojo era conciente de que este momento llegaría tarde o temprano, pero sucedio en medio de tanta tensión y sentimientos encontrados que ni si quiera había pensado en esa posibilidad.

— Felicidades Lucifer... — dijo, aprovechando el momento estabilizarse y limpiarse las lágrimas del rostro — tu pequeño engendro ya aprendió a molestarme de otra forma.

Lucifer no reclamó porque ya no percibió el toque sarcástico que este siempre solía usar. Ese manipulador, ambicioso, sanguinario y poco fiable demonio de la radio había demostrado algo de vulnerabilidad,  el lado humano que muchos pecadores que por orgullo y por ser maldad pura nunca demuestran en este lugar, y ahora que sabe que Alastor aún contaba con algo de sensibilidad, eso conmovió al soberano del infierno, arrepentido por haberlo comparado con Lilith, no volvería a hacerlo...

No haría mas preguntas, no más de las debidas por respeto a su privacidad, quiere pensar que este es un primer paso para ganarse la confianza del progenitor de su futuro bebé, quien sabe la clase de vida que tuvo cuando era un humano y estaba en el plano terrenal, quien sabe las cosas que tuvo que pasar para terminar en este abismo infernal, por ahora, eso no sería importante.

Lucifer no pudo evitar acurrucarse juntos a Alastor, mientras mantenía una mano acariciaba al pequeño.

— Querrás decir, nuestro pequeño — corrigió, le dedica una mirada orgullosa. El leve sonrojo de Alastor se  hacia cada vez más notorio, sin embargo no reclamó y correspondió al abrazo con otro.

Lucifer solo deseaba estar con Alastor y apoyarlo con la pequeña bendición no planificada.

No planificada pero oportuna, pues llega en el momento más crítico en la vida sus dos progenitores, el bebé sería una combinación de ambos seres sumergidos en una pena que no pueden expresar.

Lucifer veía luz en ese pequeño ser, la luz que le ayudó a superar este periodo de depresión y soledad, conciente de que no era un modelo de soberano ideal, pero al menos ahora tenía una buena razon para salir de su habitación cada mañana para cerciorarse que todo marchaba en orden, la oportunidad de ser padre nuevamente, y cuidar y amar a ese nuevo ser, al igual que hizo con su hija Charlie.

Por otro lado, Alastor veía una oportunidad única en ese pequeño engendro que ahora empezaba a moverse cuan parásitos en su interior, era la oportunidad de tener a Lucifer a su merced a través de un trato que ya fué establecido, y así usar esa ventaja en su beneficio, o al menos esa era la idea principal, el propósito de aguantar tanto padecimiento...

Maldita sea la alteración hormonal que le provocaba cambios de humor radicales que incluso le hacían cuestionar la procedencia de su plan maestro....

Las siguientes semanas, Lucifer no se despegó de su lado, ahora estaba más entusiasmado con la idea, Alastor no encontraba ni un minuto de privacidad excepto a la hora de ir al baño y a la hora de dormir, ¿Quién podría culpar a Lucifer? Estaba tan ansioso por ser padre que procuraba cumplir los deseos y caprichos de "la futura mamá" excepto el alejarse por mucho tiempo, estaba entrando a la última etapa del embarazo, las más critica de todas ¿Qué pasa si se cae o le sucede algo al bebé?, la paranoia y el instinto paterno podían más que la razón, como si fuera padre primerizo.

Sin embargo, para Alastor fue tan incómodo, al punto de terminar por acostumbrarse a las atenciones que Lucifer le brindaba, incluso permitió que se acerque al bebé, era importante que ese par creará vínculos, ya no podía negarle ese privilegio de sentirlo, cada mañana entraba a la habitación y saludaba a Alastor y al bebé, cada noche antes de dormir, Lucifer le daba las buenas noches a ambos.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐆𝐄𝐍𝐃𝐑𝐎 (Appleradio) || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora