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— Mira, se que estás igual de frustrado que yo, aunque no lo demuestres, ¿Qué tal si te ofrezco otro trato?... — dijo Alastor tratando de acudir a la diplomacia una vez más.

Lucifer debía aceptar que tampoco festejo la noticia del embarazo de Alastor. Cuando Charlie le contó todos sus síntomas e hizo cálculos, tuvo sus sospechas y finalmente lo confirmó cuando encontró a este desmayado en su cabina radial, fue cuando pudo sentir una débil y pequeña presencia creciendo en el interior del demonio radio.

Claramente este era un hecho muy fuera de lo común, pero sucedió y el señor del infierno se consideraba responsable de ello.

Por eso estaba decidido a no darse por vencido con este asunto, se trataba de su hijo.

— No, no aceptaré tratos contigo para erradicar al bebé, ya te dije que no puedo hacer nada al respecto.

Mencionó Lucifer con firmeza y seriedad.

— Si puedes! Tu eres el causante de todo esto! Y tú debes solucionarlo! — Exclamó Alastor con frustración.

— Entiende que ya estas en una etapa más avanzada, a menos que quieras que te mate en el proceso.

— A penas pasaron dos meses! — se excusó.

— Oh! Esa es otra ventaja, tu embarazo solo durará 6 meses aproximadamente.

— ¿Solo 6 meses?

— Tal ves 7...

— Ja! ¿Qué te hizo pensar que arriesgaré mi vida y mi integridad física por 6 malditos meses, Lucifer? — expresó Alastor — mantengo firme mi forma de pensar, no quiero ser el experimento que lleve esta carga.

— Oh, por favor, el tiempo pasará volando, deja de hacer drama y come tu cena.

— ¿¡Que no haga drama!? Lo dices como si esta situación fuera lo más normal del mundo! Estoy harto de sentirme débil! Estoy harto de vomitar todo lo que como! Y si tú no me das una solución, la buscaré por mi cuenta, así tenga que viajar por cada uno de los anillos del infierno! — Amenazó exaltado.

Lucifer creía que las quejas de Alastor eran algo hipócritas y exageradas, después de todo, el demonio de la radio no lucía insatisfecho en el acto, tampoco la mañana siguiente, cuando despertaron juntos en la enorme cama de la habitación real.

Aunque... también trataba de ser comprensivo con la reacción de Alastor.

Un embarazo en un hombre no es nada normal ni mucho menos habitual, pero ¿quién hubiera imaginado que el cuerpo de Alastor se adecuaría para cargar y desarrollar una nueva vida?.

Lucifer tampoco tenía una explicación lógica para este incidente, pero no deseaba tomarlo como una total desgracia, ese nuevo ser no tenía la culpa de sus acciones.

Alastor se mantenía en un estado de autodefensa, enojado y frustrado con todo y con todos... tendría que ceder y seguirle un poco a su juego.

— Si de mi dependiera, puedes marcharte y morirte de hambre si así lo quieres, pero te guste o no, llevas a mi descendencia en tu vientre, y... — guardó silencio por un momento — ya que quieres hacer un trato conmigo, te propongo esto, tú continúas con este proceso y cuando llegue a nacer, me das al bebé y yo me lo llevaré a mi castillo para evitarte más molestias, no te pediré nada y haremos como que esto nunca sucedió.

— Hmmm...

— Por su puesto que cuando tenga a mi primogénito, te deberé un favor a ti, el que tú me pidas — señaló con una leve sonrisa — ¿Tenemos un trato?

De repente, Alastor se sintió muy interesado en esas palabras, guardó silencio un momento y luego volvió a verlo con su caracteristica e incomparable sonrisa.

Bingo, ya lo tiene

— ¿Lo que yo quiera? ¿Y cuales son las condiciones?.

Lucifer extendió la mano.

— No lastimaras a nadie a mi nombre, ni a nombre tuyo, ni al de nuestro hijo, esa es la condición.

Desde su llegada al hotel, Lucifer supo que Alastor era un demonio arrogante, egocéntrico y con sed de poder, cualquier movimiento que haga, debe tener una buena razón, y que mejor razón que hacer un trato con el mismo señor del infierno.

Para Alastor, está podría ser la oportunidad que siempre esperó, el poder de Lucifer al alcance de sus manos, sin embargo...

— No lo sé, no sé si seguir con esto sea buena idea, ¿quién me asegura que está criatura no va robar toda la energía?, a penas es el segundo mes y duermo como 10 horas al día, además...

— Además qué? — Lucifer elevó una ceja con curiosidad.

— Cuando llegue el momento, pues...

— ¿Qué? — volvió a insistir

— Por dónde crees que va salir el bebé? idiota! — exclamó, solo Lucifer puede hacerle perder la paciencia.

— Ah! Eso, no te preocupes, cuando llegue el momento deja que yo me encargue de todo, estaré allí, es mi descendencia y no voy a dejarla.

Finalmente, después de considerarlo, Alastor aceptó la oferta, debía aceptar antes de que Lucifer se arrepienta de su riesgosa y poco inteligente jugada,  de todas formas tiene el acuerdo que hizo con Charlie para sustentar sus planes, dos miembros de la familia real a su merced...

— Por su puesto que este trato implica  que te cuides y dejes de intentar dañarte, vas a seguir la dieta que te proponga, todo es nuevo para el bebé, por eso no puedes consumir cualquier cosa o seguir con tu dieta de carne de animal cruda, puede ser tóxica para el bebé, y...

Blah, blah, blah

Alastor dejó de escuchar el sermón de Lucifer y más bien pensaba en cómo podría unir estos dos acuerdos en uno para sacar mayor provecho, o tal vez debería dejar uno como una carta bajo la manga.

Las posibilidades eran múltiples, y ya se sentía como todo un apostador estrella por eso.

— Ahora ten, la cena debe ser algo suave — dijo Lucifer ofreciéndole un tazón de avena, Alastor no disfrutaba para nada de la comida procesa o la comida dulce, a veces realizaba recetas que su madre le había enseñado, pero los cereales y otras especias como las ensaladas no eran de su agrado.

Sorprendentemente, su cuerpo lo aceptó y no lo devolvió como los anteriores dias, el sabor era desagradable, pero tendría que acatar a las órdenes mientras el pequeño engendro termine de formarse, al fin y al cabo ¿Qué son cuatro meses más?...

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐆𝐄𝐍𝐃𝐑𝐎 (Appleradio) || MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora