El sol tocaba sus rostros como una manta bastante cálida, mientras que la brisa los refrescaba y el exquisito aroma de aquellas flores hacia más agradable la estadía. Las manos del azabache recorrían aquella cintura de la chica, mientras que sus finos labios dejaban besos en sus hombros, las piernas de la pelinegra abrazaban su cintura y sus brazos se posaban en su cuello.
La tarde era bastante romántica, donde sólo existían ellos dos, donde no importaba nadie más.
Se besaron como si no hubiera un mañana, como si en algún momento eso fuera acabar y los dos tenían miedo de que en algún momento todo acabará pero, al mirarse a los ojos sabían muy bien que harían lo que fuera para estar juntos.
Los labios del chico tocaron su nariz, para luego dar un beso esquinal donde se sonrieron, sintiendo sus corazones cálidos.- te amo - ¿habían más maneras de demostrar su amor? - te bajaría hasta la luna con tal de demostrar mi amor.
- no digas mentiras - esta vez Julian la miro confundido - los hombres siempre mienten en eso, siempre dicen que serían capaz de bajar la luna a la mujer que aman pero jamás lo hacen - toco con suavidad sus mejillas - así que no lo digas, no digas algo que es mentira.
Le sonrió, pero dentro de su corazón se sentía abrumado ¿mentira? Jamás mentiría con algo así, sería capaz de todo para demostrar su amor y sabía que algunas personas decían que no era necesario pero si lo era.
Era totalmente necesario demostrar cada día lo mucho que amabas a esa persona, era necesario regalar una rosa ¿a caso no amaban ver la sonrisa de la mujer que amaban? ¿A caso no valía la pena? Porque para él si lo hacía, no importaba lo que fuera él amaría hacer eso y más por ella.
No sabía si mañana iba a morir, no sabía si acaso en unas horas podría pasar algo y no quería ser pesimista pero sí llegara a morir entonces, miraría todo sabiendo que valió la pena, que la enamoraria todos los días como si al día siguiente ya no la fuera a ver.
Todos los humanos cometemos errores, todos pensaban que solo puedes regalar cosas cuando se comienza una relación, que solo debes conquistar cuando se están conociendo y ya cuando logras hacer que esa persona esté a tu lado, cometen el error de abandonarla, haciendo que se acabe el amor.Algunos eran mentirosos, creyendo que con mentir se llegaría más allá pero no, él jamás le mentiría, jamás lo haría. Sabía muy bien que ella lo había flechado desde el primer momento en que la vio, puede que no conociera nada de ella pero sería capaz de todo por tenerla el resto de su vida, él amor no era egoísta pero en estos momentos se declaraba un egoísta porque la quería solo para él, que esa sonrisa, esas miradas e inclusos sus palabras fueran dirigidas exclusivamente a él porque había perdido, perdió en el momento que se enamoro de ella y jamas en la vida había sido tan feliz de perder.
- no digo mentiras, jamás te mentiría porque si sería capaz de hacer eso y más por ti Sabrina - la beso con delicadeza.
La recostó en la manta aterciopelada qué había tendido en ese bello jardín de flores, pidiendo permiso con los ojos para recorrer su cuerpo a lo que ella asintió, sus manos navegaron por debajo del vestido acariciando con delicadeza. Esto era un sueño, un bello sueño donde no quería despertar, sus besos recorrieron la parte superior, pasando de su cuello a su pecho haciendo que esta arqueara la espalda... Debía detenerse, debía hacerlo pero es que no quería, no mientras veía como Sabrina cerraba los ojos y arqueaba la espalda recibiendolo con amor.
Hasta que se levantó, apreciando la belleza qué era aquella chica, no podía hacerlo aquí, no así, ella no se merecia qué fuera así, merecía más, mucho más.
- mi precioso ángel - se acerco para besar su frente - perdoname pero, no puedo hacerlo así - beso ahora su nariz - mereces mucho más, Sabrina.
Esta le sonrió con ternura, jamás había conocido a un hombre tan dulce como lo era Julian y ella sabía que él también merecía más, que merecía toda la felicidad que le habían arrebatado. Julian era el ser más genuino qué había conocido, qué muchos podían verlo como alguien que era valiente pero lo cierto era que también tenía miedo, qué todos podían ver que era feliz cuando por dentro escondía una gran tristeza, qué era talentoso pero detrás de eso había mucho esfuerzo de por medio.
Ella sabía muy bien que Julian podía hacer cualquier cosa para agradecer a todas aquellas personas que lo habían llevado a la cima pero, que también muy dentro solo un poco, muy en el fondo quería descansar, qué no quería alejarse de la música pero que si merecía ser libre por un segundo.
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Un salvavidas bajo la lluvia
RomanceJulian McDaniels uno de los cantantes más famosos de todo el mundo, siendo aclamado como el mejor cantante de todos los tiempos. Sus fans lo amaban por su forma de actuar con ellas: un hombre amable, respetuoso, humilde, un verdadero príncipe azul. ...