Capítulo 4

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Sus ojos pesaban por el cansancio, se había quedado las últimas noches hasta tarde pensando la letra de las siguientes canciones, necesitaba sacar algo ahora pero no se le venía nada a la mente. Miro cómo cada una de sus fans pasaba por su lado mirándolo con admiración mientras firmaba aquellos autógrafos, había pasado dos semanas y en lo único que podía concentrarse eran en esas canciones.

- te ves cansado - una de sus fans le sonrió con ternura - ¿Estas bien? - no, me estoy hundiendo pero tú no tienes la culpa.

- claro que sí, solo estoy trabajando duro para darles lo mejor a ustedes - le tocó con suavidad su cabeza para luego firmar aquel álbum.

Suspiro, su mánager lo miro de mala manera, se veía furioso y creía saber la razón de esa mirada. Él no podía darse el lujo de verse cansado ya que eso podría traer malos comentarios, así que como pudo sonrió, como pudo quitó esa mirada de cansancio.

Se levantó por un momento, se dirigió detrás de aquel pequeño escenario para tomar una de sus pastillas, para así volver y seguir con su trabajo, si hacía esto podría descansar, podría por fin hacerlo.

- no creí verte así - su mirada se posó con la mirada de aquel chico - jamás pensé que te vería así, no vine aquí en vano y al recibir tu mensaje me sorprendió mucho.

- ¿Que haces aquí? - estaba entre aliviado y sorprendido.

- vine a salvarte por un momento de este mundo, te espero esta noche en esta dirección - le tendió un papel, sus manos empezaban a temblar en esos momentos no creía que fuera buena idea ¿Y si era uno de esas personas que lo odiaban? ¿Y si le hacían daño? - Julian, confía en mí.

Con eso se levantó para irse, el resto de personas seguían pasando recibiendo sonrisas, caricias en la cabeza o manos para luego recibir su preciado autógrafo, duro unas cuantas horas hasta que por fin pudo salir. Se dirigió a su apartamento donde se recostó en su cama ¿Debería hacerlo? ¿Debería salir?

Tomo su celular marcando el número de su antiguo psicólogo, sabía que con la última charla que tuvo con aquel hombre iba a ser despedido, pero no quería dejar de hablar con él, era la única persona que confiaba en estos momentos. Al quinto pitido se escucho la voz de aquel hombre.

- Jhon - dijo algo dudoso - siento hablarte, sé que tienes prohibido hablar conmigo pero necesito un consejo por favor.

- descuida, sabes muy bien que puedes confiar en mí ¿Que sucede?

- conocí a una persona hace dos semanas, no lo había contactado hasta ayer en la noche cuando me sentía devastado y recordé tus palabras, en serio que me estoy volviendo loco pero no sé si confiar en él - su voz se oía temblorosa - ¿Y si algo pasa? ¿Y si intenta hacerme algo?

- ¿No practicaste boxeo? ¿A que es lo que realmente le temes Julian?

- a que vuelvan los comentarios, no quiero escándalos por conductas que no debería tener, se supone que soy perfecto - su voz se apagó - se supone que debo ser perfecto, jamás me he visto en una polémica ni siquiera de una pareja e seguido todo al pie de la letra.

- deja de hacer eso, eres un humano y todos deben entender eso y si no lo hacen entonces no te aman como dicen - su psicólogo se oía furioso - vive por ti, se feliz, eres joven ve y diviértete y no esperes la aprobación de nadie porque nada es suficiente para las personas... Eres supuestamente perfecto y aún así recibes comentarios de odio, haz lo que te haga feliz y si sientes que ese chico hará algo puedo acompañarte de lejos si quieres.

- ¿Harías eso? - eso habia calentado su corazón, jamás pensó que alguien se interesará en él como un amigo.

- claro que sí, así que ve a arreglarte y te espero cuando me llames.

Un salvavidas bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora