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- Dibuuuu, dibuuuu, dibu dibu

El llamado parecía tan lejano, pero mientras más despertaba, más enclarecia, y más sabia de que era una mala señal. Y si una cosa significaba una mala señal, significaba una sola cosa...

Iba a matar al Papu. Y luego huir a otro país evitando a sí su posible muerte a manos de Otamendi.

- Vamos dibu arriba, vamos a desayunar - Era muy temprano, lo estaba molestado, pero debía de admitir muy a su pesar, que la voz del omega sonaba muy tierna.

- Ya, ya, estoy despierto, estoy despierto - Hablo por fin con voz ronca.

- Bien, levántate, a desayunar - Dijo saliendo de la habitación.

Una vez levantado empieza a prepararse, primero yendo al baño, donde se lava la cara y los dientes, se cambia el pijama y cree estar listo para empezar el día. Oh.

La picazón está ahí, de nuevo, molestando.

Cierra los ojos con fuerza tomando aire  preparándose mentalmente para lo que puede ser un día de mierda.

Pero parece ser que la suerte al fin está de su lado cuando la picazón se reduce a un pequeño ardor, molesto aún, pero mucho más soportable. Esperaba que siguiera así porque no creía poder aguantar mucho si la comezón volviera y si eso afectará su rendimiento sin dudas se sentiria peor.

Soltando el aire retenido lleva una mano a su glándula donde amasagea un poco, hasta que el ardor también se va.

Toma su celular y por fin sale de la habitación, caminando por el pasillo, bajando por las escaleras hasta el comedor donde la gran mayoría de la selección se encuentra, lo cual no es habitual, solía ser uno de los primeros en despertar pero hace algunos días que repite este proceso, el de tener que ser desertado por el papu, calmar la picazón, todo fuera de lo usual. Lo que se sumaba a la lista era las noches inenterrumpidas, siendo que aveces se despertaba tres veces por noche.

- Miren quien apareció - grito Rodrigo desde la mesa, quien también le palmea la espalda cuando se sienta a su lado.

- Sírvase a gusto y placer - Le dijo Taglia extendiendole un plato lleno de factura y medialunas. Como le hicieron para traficarlo ni la menor idea, pero tampoco le importa.

- No se diga más - Con su comentario todos sueltan una risa.

Siguen charlando y tomando mates mientras desayunan, soltando una que otra risa grupal ante la anécdota de alguno. Aunque ya empezaba a sospechar de la trampa que se mandaba el capitán de la selección, y más de uno también.

- eh eh, como es la cosa, yo uno vos dos,  como es - reprocho al omega, quien río y se volvió a servir otro mate - Ah bueno, así quedamos - Messi rodó los ojos, cebandole su ansiado mate y murmurando algo por lo bajo.

Llegada las nueve todos partieron hacia la cancha donde se dividirían, algunos entrenaba en la cancha y los otros lo harían en el gimnasio. El, empezó con cancha. Recibió instrucciones y correcciones durante los ejercicios, hora tras hora, intento concentrarse en ellas, queriendo dar todo de sí en este mundial.

Empezaba a frustrarse con los errores, con los goles que caen dentro de la portería, cuando no lograba detener los tiros. Incluso con los malos pases a sus compañeros que terminaba siendo robados por el rival.

Pero intento despejarse, la mala energía solo empeoraba el resultado, por lo que intento calmarse.

Luego de mucho trabajo recibieron el merecido descanso para la hora de comer. Como recompensa del trabajo, un poco de tiempo libre antes de volver a entrenar.

𝗟𝗮𝘇𝗼  | Ժ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora