Mientras Sam y Dean buscan a su padre, descubren que tienen una hermana...Su padre no solo los envía a resolver casos, sino que tambien les pone otra tarea en el plato, que es cuidar de su hermana pequeña cuya madre es diosa de lo sobrenatural.
𝐌𝐞...
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MIENTRAS SAM Y DEAN HABLARON CON el médico sobre los resultados de la prueba de Dean, dejaron a Sybil afuera en el pasillo. Aunque se sintieron mal por dejarla fuera, querían protegerla de cualquier trauma adicional que surgiera con la salud de sus hermanos. Apenas podía aceptar la noticia de que Dean solo sobrevivia entre un par de semanas y un mes.
Ambos hermanos salieron de la habitación solo para ser recibidos por Sybil corriendo hacia ellos.
— ¿Estás bien, Deanie??
Una sonrisa tensa apareció en sus labios — Si, Billie, estoy bien.
Sybil suspiró de alivio mientras abrazaba a Dean con fuerza. Sam y Dean se miraron brevemente antes de que Dean recogiera a su hermana.
— Entonces, ¿adónde vamos ahora? — preguntó ella.
— Voy a hablar con el reverendo mientras Sam habla con un tipo que tuvo un ataque al corazón.
Levantó una ceja, ladeando la cabeza hacia un lado confundida — ¿Qué? ¿Por qué?
— Solo un sentimiento — dijo Dean.
Sybil asintió — Quiero estar contigo Dean.
— Está bien, pequeña. Vamos a ver al reverendo.
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DEAN Y SYBIL SE SENTARON EN LA SALA con Roy y su esposa Sue Ann mientras ella servia una taza de té para sus visitantes.
— Me siento genial — dijo Dean — Solo estoy tratando de, ya sabes, darle sentido a lo que pasó.
— Un milagro es lo que sucedió — dijo la mujer, dejando la taza frente a los dos.
— Los milagros ocurren muy a menudo alrededor de Roy.
Sybil comenzó a distraerse cuando Dean cuestionó a Roy y el origen de sus milagros. Cuando volvió a prestar atención a la conversación, escuchó a Dean preguntar:
— ¿Por qué? ¿Por qué yo?
— Bueno, como dije antes, el Señor me guía — respondió Roy — Miré dentro de tu corazón, y simplemente... te destacaste del resto.
— ¿Qué viste en mi corazón?
— Un joven con un propósito importante, un trabajo que hacer, y no está terminado.
Luego de la conversación con el reverendo, los hermanos salieron de su casa.
— ¿Es verdad? — preguntó Sybil, sosteniendo la mano de su hermano mientras bajaba los escalones, mirándose los pies.
