Capítulo 12

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Narra Jeff:




Los gritos de esta mujer, me provocaron un terrible dolor de cabeza, por eso la agarré fuerte del cabello y le grité si recordaba las lágrimas de Ta, mientras ella lo golpeaba. Luego, volví a arrojarla al piso, ya que aún le faltaban dos uñas que le quedaban, y no pienso dejar que se quede con nada que debió pertenecerle a mi bebé.

- Señor, por favor, perdone a mi esposa. Le aseguro que ella no es mala. - El tipo se mordió levemente los labios y alcancé a ver algo brillante en su dentadura.

- ¡¿Qué tienes en los dientes?! - Pregunté alterado.

- ¡No es nada! - Trató de correr y Earth lo doblegó.

- ¡¡Abre tu puta boca!! - Grité mientras apretaba su mandíbula con intención de generar mucho dolor y él se apartó, tratando de correr de nuevo.

- ¡¡POR FAVOR NO!! ¡LE JURO QUE NO ES NADA!

Finalmente, Boss lo sometió con su cuerpo boca abajo y su rodilla sobre la espalda del maldito; agarró un frasco, ya que mis guardias siempre están preparados para torturar a todo el que se niegue a colaborar voluntariamente conmigo; entonces, sacó el contenido del frasco, poniéndolo sobre un pequeño bote sin tapón.

- ¡¡Abre tu boca voluntariamente; o voy a quemar todo tu rostro con este ácido!! - Lo amenazó y acercó el bote a su rostro. - Ten cuidado, si te mueves podría caer en tus ojos y perderás la vista.

- ¡Está bien! ¡Abriré la boca! ¡No me queme, se lo suplico!

Boss lo levantó de forma violenta, antes de que el tipo empezara a llorar, porque conocía su destino, dependiendo de lo que tuviera en la boca y aún titubeando, abrió lentamente los labios. Eso que le brillaba dentro, era una placa de oro que se había mandado a poner sobre sus dientes normales y en el oro, habían algunos diamantes incrustados.

- ¡¿Con qué dinero te mandaste a hacer eso?! - Sabía la respuesta, pero necesitaba escucharla.

- Yo... Por favor, no me lastime. - Suplica y me entra aún más ira.

- ¡¡TE LO ARRANCARÉ YO MISMO!!

Agarré unas pinzas largas y filosas, luego le di la orden a varios hombres que los sostuvieran, fue cuando aproveché para abrir su asquerosa boca y sacarle toda la placa dental. Acabé salpicado de sangre en mis manos, cuello y rostro; pero no me importa, porque ya sé el uso que le daré a este oro y diamantes.

- ¡Earth! - Llamé a mi guardia, mientras ambos me miraban con dolor y odio, pero no me inmuté ni por un segundo.

- Sí, señor.

- Cuando visitaste el sudeste asiático, ¿pudiste conseguir saliva de dragón de komodo? - El sujeto me miró con rapidez, parece que sabe lo que seguirá para ellos.

- ¿Qué es eso amor? - Le pregunta la mujer, al ver que él comprendió el significado de mis palabras.

- Bueno... La saliva del dragón de komodo es paralizante, podría llegar a matar en grandes cantidades, pero con una pequeña cantidad... Cielo, ellos van a torturarnos, mientras no podemos movernos, ni responder, pero podremos sentir perfectamente el dolor. - Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. - Te dije que no le hicieras daño a ese chico, sabía que eso nos destruiría.

- ¡¡PERO, ÉL ME DAÑÓ PRIMERO!! - Me gritó la mujer.

- Dijiste que solo eras la amante del padre de Ta, entonces, fuiste tú quién lo dañó a él, incluso antes de que naciera. - Le contesté con voz tranquila.

Mi Perdición "JeffTa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora