Caféteria de gatos

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Este era el segundo día. YoonGi estaba decidido a irse por su segunda alternativa de salida, porqué sabía que HoSeok le estaría esperando en la entrada del edificio, lo que no se esperaba es que HoSeok lo encontrará saliendo por la puerta de atrás. Mierda, pensó el pálido.

— Hyung — sonrió el tez canela acercándose al piel nivea.

YoonGi lo miraba con su semblante de pocos amigos, pero no se movió de su ligar, porqué sabía que HoSeok lo detendría, siempre lo hacía.

— ¿Qué quieres? — contestó cruzándose de brazos.

— Quiero darle algo — sonrió procediendo a sacar algo de su mochila color verde fosforescente con algunos pines de colores y algunos arcoiris. HoSeok tenía gustos muy llamativos, pero siempre se veía bien. — Tome — se lo entregó. YoonGi lo tomó de manera automática. HoSeok sonrió. YoonGi se lo devolvió.

— No aceptaré mas tus regalos —.

— ¿Quiere ver qué es? Creo que en serio le va a gustar — sonrió HoSeok ignorando la respuesta del pálido.

— No, HoSeok, y me tengo que ir — habló para poder irse, pero fue detenido. HoSeok parecía hasta más insistente que él en su época pasada.

— Por favor, Hyung, lo compré especialmente para usted —. YoonGi resopló en un bufido y se detuvo dándole un cabeceo como muestra de que tenía su atención. HoSeok sacó de la bolsa un peluche de un tamaño mediano. Era el peluche favorito de YoonGi.

— Kumamon — musitó el pálido al ver a tan conocido personaje.

— Sí, recuerdo que una vez me dijiste que te gustaba porqué pregunte porqué tenías un llavero de él en tu mochila, me dijiste que te gustaba, pregunté porqué y tú me dijiste que porqué era tonto — rió un poco — No sé si aún te gusta, pero es para ti — lo puso en sus manos mientras sonreía ampliamente por aquella memoria.

YoonGi estaba algo confundido, estaba aún resentido por las cosas que HoSeok había dicho, pero estaba enternecido que se acordara de algo tan simple, ahora él lo veía simple y sin importancia, pero HoSeok se acordaba de eso. "HoSeok va en serio".

No puedo aceptarlo, HoSeok, te dije que no quiero nada contigo — se lo devolvió.

— Sólo acéptalo, por favor — imploró y se lo volvió a entregar.

YoonGi no quería, pero el menor seguiría insistiendo, por lo que lo tomó. — Ya déjame en paz — dijo antes de irse con su semblante rígido.

HoSeok le dolió un poco eso, pero sabía que debía acostumbrarse, aunque le ponía feliz que ubiera aceptado el regalo.

YoonGi salió por la entrada principal, pues ya no tenía caso salir por detrás, y en el transcurso del camino decidió tirar al oso, sin algún remordimiento, tal vez un poco, pero aún así lo dejó en aquel bote de basura y salió del edificio para ir a su casa y seguir con los deberes.

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Así pasó una semana, semana donde YoonGi se negaba a aceptar regalos por parte del pelinegro y siempre terminaba tirándolos o dándolos a alguien que lo quisiera. HoSeok no sabía de esto. No hasta que tomó un camino equivocado y vió como YoonGi le daba a un chico unos chocolates, no cualquier chocolate, sino sus chocolates, los que él le había dado. Eso le rompió el corazón, se sintió mal y por enésima vez comprendió como se sentía YoonGi esas veces que también rechazaba sus presentes. Desanimado volvió a retomar el camino correcto a casa para decidir preguntar a otro de sus amigos otra táctica para ligar a alguien. Esta vez sería Minho.

Chico Bellako || HopeGaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora