Chico Bellako || HopeGa

Bajón

El pelinegro despertó recargado en el volante de su auto, aún en el estacionamiento del edificio de YoonGi, probablemente se había quedado dormido por derramar tantas lágrimas pues sus ojos ardían y se sentían pesados, como si fueran a cerrarse, también se sentían rígidos al momento de abrirse y cerrarse. Se talló los ojos para poder despertar más, dando un suspiro pesado, para después encender el auto y manejar a casa, pues quería tomar una larga ducha y después dormir toda la tarde si era posible.

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Habían pasado dos días desde su ruptura dos días en los que HoSeok no había querido salir de casa por estar sumido en un hoyo de tristeza y rabia constante. Sus ojos picaban por la gran cantidad de lágrimas derramadas y su garganta dolía por los sollozos que habían acompañado a esas lágrimas. Había descuidado su higiene personal y también la de su departamento y nadie lo había visto en esos dos días.

JiMin estaba preocupado, pues pensaba que él era el culpable de todo esto, por eso se veía más intranquilo con una expresión preocupada en el rostro.

— ¿Qué sucede, Mimi? — preguntó su novio viéndolo con preocupación tomando su mano para que le prestara algo de atención pues había estado hablando con el unos segundos antes y este no respondía nada.

— No es nada, Nam — trató de tranquilizarse enseñando una sonrisa.

— No te creo, orita no me contestabas para nada — comentó háciendo que JiMin se sintiera avergonzado de si mismo. — Por favor sabes que puedes contar conmigo ¿no? — ladeó un poco su cabeza para verlo.

— Lo sé, Nam, pero es algo de lo que no quiero hablar en este momento ¿bien? — correspondió el tacto en las manos de su amado.

— Mm... lo entiendo Mimi, cuando estés listo puedes decirme — sonrió levemente.

— Gracias — le devolvió la sonrisa.

— ¿Quieres caminar un poco? — preguntó desviando el tema a otra cosa.

— Suena lindo, vamos — sonrió y ambos se levantaron para después tomarse de las manos y caminar por los numerosos senderos que la escuela les proporcionaba.

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NamJoon fue a visitar a HoSeok pues estaba preocupado por la desaparición repentina del azabache. En primera instancia el pensaba que estaba enfermo y que por eso no asistía a sus clases, pero los días se fueron prolongando hasta pasar 1 semana y también HoSeok no contestaba sus mensajes ni sus llamadas, por lo que fue tuvo que ir a su departamento. Se ubicó frente a la puerta con el número correspondiente y sin esperar mucho tocó el timbre esperando a que su amigo sólo dijera que estaba enfermo y que por eso había faltado a la escuela y que ya estaba mejor, pero no, al abrirse la puerta lo recibió un HoSeok ojeroso, con pinta de drogadicto por sus ojos rojos e hinchados junto a su nariz roja, también se veía algo delgado, con una mirada de cansancio, con su pelo desordenado y grasoso y sus ropas desordenadas.

— Hobi, ¿Qué pasó? — preguntó el moreno con extrema sorpresa cuando lo vio de ese modo, sorpresa que se convirtió en preocupación.

— No es nada, Nam... — respondió con un tono grave y rasposo debido a tanto llorar.

— ¿Cómo que no es nada? — dijo negando y lo tomó de los brazos. — ¡Mírate nomas como estás! parece que te ubieras metido 5 gramos de cocaina — replicó con desespero.