Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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— Espera, ¿Cómo era de grande esa criatura de nuevo? — preguntó Steve mientras salíamos de su casa después de agarrar el bate, Dustin nos esperaba en su coche.
— Según Dustin, primero era muy pequeño. Pero ahora mide, puede que, 50 cm — expliqué mirándolo.
— Y, ¿seguro que no es más que una lagartija? — preguntó y yo lo miré, ladeando la cabeza un poco y mirándolo medio mal, él suspiró — Yo solo digo —
— No es una lagartija, Steve — aclaré, mientras nos acercábamos al coche.
— ¿Cómo lo sabés? — preguntó de nuevo y yo suspiré, molesta por las muchas preguntas que hacía.
— Porque se le abrió la cara y se comió al gato de Dustin. Y porque se como es una maldita lagartija y eso no lo era — expliqué medio alzando la voz y entrando al coche.
— ¿Pelea de pareja? — dijo Dustin desde la parte de atrás del coche y lo fulminé con la mirada.
— Rajemos de acá — indiqué cuando Steve entró al coche.
El camino hacia la casa de Dustin fue silencioso. Yo me limitaba a mirar por la ventana mientras observaba como se iba haciendo de noche a cada segundo que avanzábamos. A veces sentía la mirada de Steve puesta en mí, pero yo la ignoraba. Era lo justo.
Cuando llegamos, agarramos todo lo que teníamos en el baúl y nos acercamos a las puertas del sótano, donde se encontraba esa cosa. Los tres nos quedamos mirando, no se escuchaba nada de ruido.
— No escucho nada — dijo Steve y nos miró.
— Está ahí dentro — aclaró Dustin y yo asentí, provocando que la mirada de Steve se posará en mí.
Steve le dio un pequeño golpe a la puerta, pero seguía sin escucharse nada. Como por instinto, le dio otro golpe, esta vez más fuerte que el anterior, pero tampoco provocó nada que proviniera del interior.
— Ey, les juro que si esto es una broma o algo como venganza los voy a matar, ¿ok? — indicó Steve señalándonos con la linterna, yo simplemente rodé los ojos.
— No es una broma — siguió Dustin — Lo prometo — comentó.
— Vamos a abrír esto de una vez, es inútil quedarnos aquí esperando algo — dije y saqué las llaves del candado de la cadena que había puesto. Abrí las puertas y Steve alumbró con la linterna al interior — Si de día ya daba miedo, ahora que está cayendo la noche es peor — indiqué.
— Debe estár al fondo — dijo Dustin, que estaba detrás nuestro — Yo me quedo acá vigilando por si intenta escapar — añadió y lo miramos.
— Está bien — dijo Steve y empezó a bajar las escaleras. Yo suspiré, dudando unos segundos, pero después proseguí a seguirlo — Cuidado ahí — me indicó un escalón que estaba roto y me ayudo a saltarlo.
