Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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Madelaine
— ¿Estás seguro que era Dart? — preguntó Lucas cuando decidimos seguir el rastro que habían dejado aquellas criaturas.
Yo iba un poco más adelante que ellos, mi mente solo estaba puesta en todas las cosas que había dejado atrás por hacer, solo para venir acá. Pero tenía que hacerlo, no iba a dejarlos solos, y no iba a arriesgar ninguna vida más.
— Hey — se juntó Steve conmigo, yo lo miré y medio sonreí — No va a pasar nada — añadió y bufé.
— Lo sé — asentí y volví mi mirada al frente — Pero no puedo evitar pensar en lo que pasó el año pasado, con Barbara, con Will... todo esto me trae esas memorias y... — dije mientras se me quebraba la voz — La echo de menos —
— Ha pasado un año, Mads. No va a ser a fácil, obviamente — comentó y lo miré, él ya me estaba mirando — Pero yo te prometo que esta vez todo va a salir bien —
— ¿Cómo estás tan seguro? No sabemos a que nos enfrentamos esta vez — dije — Además, lo único que tenemos es un arma, un bate, y a tres niños ahí detrás discutiendo — señalé y solté una pequeña risa nerviosa.
— ¿Confiás en mí? — frenó y me miró, yo no contesté — Madelaine, ¿confiás en mí? — volvió a preguntar y suspiré.
— Claro — dije segura — Claro que confío en vos, Steve — añadí, siendo muy sincera confiaba en el más que en nadie, sin contar a Nancy.
— Entonces creéme, no voy a dejar que pase nada — añadió y lo miré — Te lo juro — no pude evitar sonreír.
Estábamos bastante cerca el uno del otro, un paso más, y estaríamos a centímetros. De pronto escuchamos algo que venía del bosque, eso hizo que desviáramos la mirada hacia el ruido.
— Chicos — dijo Steve avisando a los que teníamos atrás, ellos lo ignoraron completamente.
— ¡Chicos! — grité yo y me miraron — Vamos —
Empezamos a caminar en dirección al ruido, un poco asustados y alarmados. No había nada, ni una simple mosca.
— Es el laboratorio — dijo Lucas mirando por los binoculares — Volvían al laboratorio — explicó.
— Entonces, ¿Qué esperamos? — dije yo, empezando a caminar de nuevo.
Notaba como los pies me ardían de estar todo el día caminando, seguramente tenía varias heridas, y la cabeza me iba a explotar del dolor. El camino hacía el laboratorio fue silencioso y cuando llegamos, nos encontramos a Jonathan y Nancy ahí.
— ¿Madelaine? — preguntaron al unísono cuando me vieron.
— ¿Qué? — dije acercándome a ellos — ¿Qué hacen acá? — pregunté confundida.
