Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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Me desperté agitada, de nuevo, tras una de esas pesadillas recurrentes que había estado teniendo durante los últimos meses.
Cada día soñaba con mi abuela y con Billy. Mi abuela me decía lo decepcionada que estaba conmigo, me decía que era mi culpa que ella y Billy hubieran muerto. Los veía muertos a los dos en frente mío, mis manos llenas de sangre y toda la gente alrededor temiendome. Sentía que la pesadilla tenía sentido, si hubiera estado con ellos nada de aquello hubiera pasado.
Siempre me despertaba cuando sus palabras retornaban en mi cabeza como ecos. Por suerte nada era real, pero cada noche esa pesadilla me amargaba los días.
— Madelaine — escuché como Max golpeaba mi puerta y me llamaba atrás de ella — ¿Estás despierta? —
— Sí — añadí sin ganas y bufé, mirando como se abría la puerta lentamente, mostrando a Max con una pequeña sonrisa y el Walkman que ahora siempre llevaba — ¿Qué pasa? — pregunté estirándome y sentándome en el borde de la cama.
— Nada. Solo que Steve y Robin en cinco minutos llegan— explicó y rápidamente miré el despertador.
Eran las ocho menos veinte, es decir, llegaba tarde de nuevo. Me levante de la cama y busqué algo de ropa en el placar. Después fui al baño, me lavé la cara y los dientes y salí de la casa (tras despedirme de Max y su madre) y correr hacia donde siempre me esperaba Steve.
— Mañana quedé con Heidi, pero hay un problema: que se va a estudiar a otro estado. ¿De verdad quiero empezar otra relación solo por sexo? Mira, yo que sé. Me entendés, ¿no? — dijo Steve pero, Robin no le prestaba atención ya que se estaba maquillando y yo estaba apoyada en la ventana, tratando de no dormirme — Oye — nos gritó y lo miré — ¿Me están escuchando? —
— Si, si — me incorporé en mi asiento y lo miré — Dijiste algo de sexo con... —
— Linda — terminó Robin y Steve bufó.
— No — alzó la voz Steve — Les estoy hablando de Heidi — siguió molesto.
— No te pongas así — suspiré y me miró por el espejo — Tu vida amorosa es un galimatías — añadí y volví a apoyarme en la ventana.
— Sí y son las siete de la mañana y voy con cara de muerta a la dichosa asamblea, que ánimo — explicó Robin haciendo una mueca mientras se miraba en el espejo del coche.
— ¿Te preocupa esa asamblea? ¿Y tenemos que creer eso? — preguntó de forma irónica Steve.
— No estás así por esa asamblea. Estás así por Vickie — añadí cambiándome de asiento al de en medio, para poder despejar mi mente hablando con ellos.
— No— suspiró nerviosa ella.
— Sí, ¿y sabés qué mas? Tenés que dejar de fingir cuando estás con ella. Tenés que ser vos misma — explicó Steve y reí.
