Capítulo 28

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—Papá, ¿ella estará bien? —alcancé a escuchar una suave voz infantil muy cerca de mí.

—Eso mismo me pregunto yo, Izumi —le respondió una voz que había deseado tanto escuchar desde hacía mucho tiempo.

Abrí lentamente los ojos, temerosa a encontrarme en otro lugar, con otras personas... Fue entonces que mi mirada se encontró con la de un niño de unos lindos ojos color granate y cabello claro que usaba un haori bicolor como el de Giyuu-san y para mi sorpresa el pequeño cargaba un perro, ¡mi perro!

—¡Papá, ella despertó! —exclamó el niño, haciendo que su padre fuera de inmediato hacia donde nosotros estábamos.

—Uzui-san,me alegra tanto volver a verte —apenas pude decirle, pues las lágrimas fueron inevitables y aquel niño lindo se escondió detrás de su padre con timidez, mientras mi perro se escapaba de sus brazos para lamer mis pies.

—Ven aquí, Izumi —le dijo el albino, alentando al pequeño a salir de su escondite.

—Ven aquí, Izumi —le dijo el albino, alentando al pequeño a salir de su escondite

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—¿Podría ser que él sea...? —no terminé la pregunta cuando Uzui-san asintió con una sonrisa.

—T/n, él es Izumi Uzui, nuestro hijo —el pequeño niño se acercó a mí, regalándome un cálido abrazo.

—Hola, cariño —le dije mientras le hablaba tiernamente —Perdona por no haber estado contigo cuando más me necesitaste. No puedo imaginar cuánto lloraste por mí cuando naciste, seguramente fueron los días más difíciles para ti y tu padre —tomé sus regordetas mejillas con mis manos y él me miró con ternura —Te prometo que ya nunca jamás volveré a irme. Mami estará aquí para ti y para papá.

Uzui-san nos envolvió entre sus brazos, dando un suspiro hondo.

—Hay tanto qué contarte, t/n. Hemos vivido de todo desde que te ausentaste...

—Me imagino cuán terribles cosas tienes por contarme, pero antes que nada. Me gustaría poder pasar tiempo con ustedes, quiero ponerme al día con nuestro hijo. Quiero conocer más de él, sobre sus gustos y pasatiempos favoritos —el niño asintió entusiasmado y se sentó en mi regazo.

—Me gustan mucho los daikon (rábano japonés) y la raíz de loto, especialmente cuando papá hace guisos con carne. Mis frutas favoritas son los nashi y el kaki, aunque también adoro los kikan.

—Vaya, hay algunas de esas cosas que no he probado todavía —le dije asombrada.

—¡No te preocupes mami, tendremos todo el tiempo del mundo para probarlas todas!

...

Ese mismo día, pero en la noche. Uzui-san y yo preparamos la cena: un sencillo guiso de verduras con pedazos de pescado previamente seco.

Mientras él y yo hacíamos la comida, Izumi jugaba con Pinky. Las risas de aquel pequeño niño me llenaban el alma de calidez y tranquilidad. Me sentía plena por haber podido conocer por fin a mi hijo.

La cena familiar fue una experiencia muy bonita, los tres estuvimos riendo y platicando sobre tantas cosas. Me di cuenta de que Izumi era un niño muy listo y educado. Uzui-san le había enseñado muy bien, incluso le había dado un entrenamiento shinobi. Me dijo que no había sido muy duro con Izumi, como su padre lo había sido con él cuando era niño.

Cuando Izumi se quedó dormido, Uzui-san y yo seguimos despiertos conversando fuera de la casa.

—Cuéntamelo todo —dije de repente y sus ojos color granate se toparon con los míos.

—¿Qué te gustaría saber primero? —me preguntó un tanto entristecido, probablemente porque le era difícil recordar aquel momento en que morí.

—Comienza desde que partí de este mundo, quiero saber cómo fue todo para ti luego de eso.

Uzui-san agachó la cabeza y suspiró.

—Yo no lo supe de inmediato como piensas, Giyuu tenía miedo de darme las malas noticias. Y cómo no, si él mismo había sido quien te había llevado con Shinobu para que te revisara. Él estaba deshecho cuando llegó a mí, quería matarse, pero no lo dejé. Entonces...

(Recuerdo de Uzui)

—Tengen, perdóname yo no... Yo... —su voz era entrecortada y estaba lleno de mocos y lágrimas, eso me impedía entender algo de lo que decía —Yo no quería que esto pasara, fue mi culpa. Yo la descuide y por eso... —enseguida escuché el llanto de un bebé y él me mostró a un neonato de escaso cabello color blanco como la nieve. El bebé estaba envuelto en su haori bicolor y yo al mirarlo comencé a llorar también.

—¿Dónde está ella? —la pregunta sólo provocó aún más dolor en Giyuu, quien sorbió mocos y se cubrió el rostro para que no viera lo deplorable que era en ese instante.

—T/n desapareció ante mis ojos en cuanto dio un último suspiro —admitió aún más triste —Quizá no creas nada de esto, pero te juro que es verdad. Shinobu y los demás la buscaron por todo el lugar y no encontraron ningún rastro de ella. Fue como si se la hubiese tragado la tierra...

—Luego de eso, Giyuu no dejó de frecuentarnos. Él venía casi a diario a vernos y a ayudarme de alguna u otra manera. Él fue quien consiguió una nodriza para Izumi para que su desarrollo no se viera afectado —sonrió cálidamente mientras me tomaba de las manos.

La expresión en su rostro era de dolor, pero él en verdad quería contarme todo con detalle.

—Tomioka siempre se hizo cargo a pesar de que yo le pedí que dejara de hacerlo, no quería que se sintiera atado, pero él insistió mucho y entonces lo dejé hacerse cargo como un segundo padre. Gracias s Giyuu, Izumi y yo nunca pasamos por hambre ni frío —hizo una pequeña pausa.

—Me alegro mucho que no estuvieras tan solo como pensaba, al menos Giyuu-san estuvo para apoyarte —sonreí.

—Yo por mi parte trabajé tanto como pude para conseguir algo de dinero, me hice de un pequeño jardín donde cultivé todo lo necesario. Lavaba la ropa de ambos casi a diario y antes de la temporada invernal trataba de conseguir suficiente comida y leña para vivir cómodamente.

Mientras Uzui-san contaba todo aquello, mis ojos estaban todos llorosos. El sentimiento con que me narraba todo lo que había vivido sin mí me hizo sentir triste, pues había pasado por tantas cosas difíciles.

—Pero ahora ya no estarás solo, ya podré cuidar de nuestro hijo junto a ti—me acurruqué entre sus brazos, sintiendo el agradable calor de su cuerpo y sus labios dándome un beso en la frente.

—Me siento tan feliz de que estés aquí, no puedo creer que hayas podido volver nuevamente —dijo casi en un susurro.

—Yo también estoy feliz de verte, mi corazón late muy fuerte por ti —lo abracé aún más fuerte.

—Puedo escuchar perfectamente el sonido de tu corazón —me dijo al oído, mientras el calor de su aliento me erizaba la piel.

Nos miramos el uno al otro por un instante y fue inevitable fundir nuestros labios en un beso.

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Espero que les haya gustado el diseño que hice de Izumi c:

Vidas Pasadas (Uzui Tengen x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora