Dear Ari.

Margaritas.

-Samy, últimamente estás como... ¿Ida? No sé, ¿estás bien? -preguntó Ama mientras caminábamos hacia la cafetería, tú ibas delante de nosotras junto a Juan, tomados de la mano y riendo. 

-Estoy bien, solo un tanto estresada con temas de la mudanza y eso.-respondí esbozando una sonrisa ladina, no estaba mintiendo, solo estaba alterando un poco la verdad.

-Oh, sobre eso. Ari y yo queríamos preguntarte si podíamos ir para ayudarte en caso de que lo necesites, sé que Valdo y... ¿Cómo se llamaba? ¿Felipe?-

-Félix.-interrumpí sin mirar a mi amiga, pues mi mirada estaba fija en la pareja de enamorados.

-Sé que Valdo y Félix te estuvieron ayudando a mover cosas y todo eso, si necesitas ayuda ordenando podemos ir hoy y hacemos pijamada, ¿te parece?-preguntó entusiasmada, no podía decirle que no, a decir verdad si que necesitaba ayuda, ¿Qué mejor que ellas para ayudarme a ordenar? 

-Me parece bien, pero solo ustedes dos, por favor. No quiero que nadie más vaya al menos por ahora.-pedí mirando a Ama con "ojitos de cachorro", haciendo un puchero con los labios mientras entrabamos a la cafetería.

Nos sentamos donde todos los días nos encontrábamos con nuestros amigos, después de todo siempre nos poníamos de acuerdo para al menos poder comer juntos según el horario que tengamos en la universidad, en mi caso, el único día en el que se me cruzaba una clase a la hora que quedábamos eran los martes, por lo que de acuerdo a eso, el día de mañana no podría comer junto a mis amigos.

No te sentaste a comer con nosotros, lo entiendo, ¿sabes? Juan y tú se ven bien juntos; ¿nosotras nos veríamos bien? No lo sé, tal vez nunca lo sepa.

Volví a mi departamento escuchando música y cantando de vez en cuando, al llegar, noté que Félix estaba en la recepción con un ramo de flores, margaritas.

-Samantha, hola. -dijo el chico al verme, me quité los audífonos y lo saludé con un beso en la mejilla, sonriendo en su dirección.

-Hey, ¿buscas a Osvaldo? No está wey, fue a la casa de sus padres.-mencioné mirándolo extrañada, dándome un golpe mental al notar que extendía el ramo de margaritas. Odiaba las margaritas.- Ah... ¿Qué pedo? Gracias.-dije sin saber como reaccionar, tomando el ramo con cuidado, tampoco quería ser malagradecida. 

-Sam... te quería preguntar si te gustaría salir conmigo, ya sabes, en un cita. -se le notaba nervioso, cosa que me hizo soltar una pequeña risita.

-¿Te puedo confirmar este finde? Estos días estoy ocupada con lo de la mudanza, ya sabes.-intenté justificar mi falta de interés de salir con él,  poniendo de excusa la mudanza por segunda vez en el día.

-¡Claro! Ya tienes mi número, me escribes o me llamas, como tú quieras.-se acercó a mi para dar un beso en mi mejilla, no pude evitar quedarme paralizada ante eso, Félix era lindo, amable, inteligente, perfectamente podría ser la pareja ideal, pero para mí solo estás tú.