Teen Wolf One Shot

3. Theo Raeken

♥︎The return♡︎

Kara Martin

Cuando me enteré de que Theo volvió, lo único que quería era verle.

Me enteré mucho después porque mi hermana, Lydia, no quiso que me metiera en ese lío con la excusa de que era muy peligroso.

—¿Por qué no me dijiste que Theo volvió? —pregunté a Lydia cuando volvió a casa después de investigar durante horas a los Doctores del Mal.

—Kara, tengo una buena excusa y no es porque no quiera que lo veas —aseguró.
   
—¿Entonces? —pregunté más tranquila.
   
—Es que Theo no estaba en nuestro equipo —me explicó.
   
—¿Qué? —sentí como mi corazón se partía y un nudo en mi garganta se formó.
   
—Pero no era malo, no del todo —aseguró.
   
Intentó agarrar mi mano cunado salí corriendo.
   
Solo quería irme de ahí.
   
¿Cómo que Theo no estaba con ellos? ¿Significa que era de los malos?
   
No tenía un destino fijado, solo corrí y corrí, pero, al percatarme de donde estaba, me paré.
   
—¡¿Por qué vine aquí?! —me dije enfadada.
   
Me fijé en la casa del árbol situada frente a mí.
   
Me acerqué a ella y pasé mi mano por su tronco, donde había tallados dos nombres junto a una frase.
   
“Theo Raeken y Kara Martin son los propietarios de este castillo.”

Sonreí al recordar ese momento.

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—Mira, Roja, traje esto para firmar —le dijo el chico a la pelirroja, levantando una especie de cuchillo en miniatura—. Lo hizo mi padre especialmente para esto, no está afilado así que no corta, solo la punta.
   
La pequeña sonrió y se acercó al árbol.

—¿Qué ponemos? —preguntó la anteriormente llamada Roja.

—Tiene que poner nuestros nombres—aseguró el muchacho.

—¿Se podría llamar fortaleza? —cuestionó la niña.

—Sería más un castillo —dudó el chico.

—Donde somos los jefes —sonrió la más pequeña—. Donde eres el príncipe. —el muchacho se sonrojó al oír eso.

—Y tú la princesa... Mi princesa —le sonrió y la abrazó—. Ya tengo nuevo mote para ti —se separó de ella y dejó un pequeño beso en su frente—. Mi princesa —le sonrió, haciendo que la menor se sonrojara.

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—Viniste porque querías, aunque no lo sepas —me aseguró una voz a mis espaldas.

Me giré y, al ver a Theo, quise irme, pero no me moví.

—Dejame en paz —susurré.

—Si quisieras irte te habrías ido en cuanto te hablé —dijo y se me acercó—. Sabes que quieres estar conmigo, princesa —lo miré y sentí como las lágrimas caían.
 
—No me vuelvas a llamar así —le grité.

Se me acercó aún más y me abrazó.

—Tranquila —acarició mi pelo.

Enterré mi cara en su pecho, ahogando un sollozo.

—Lydia dijo que eras de los malos —me separé de él y lo miré seria.
   
—No soy de los malos, yo no estaba con los Doctores del Mal, ellos me convirtieron en una quimera, yo no quise. Solamente Scott y los otros no tenían el mismo plan que yo —me aseguró.
   
—Tú... Tú eras el que quería el poder de la Bestia —tartamudeé.
   
—Sí, bueno... —rascó su nuca nervioso.
   
—¡Tu eres el que mató, literalmente, a Scott durante unos minutos! —le grité.

Pegué un puñetazo en su pecho, pero pareció no dolerle, seguí haciendo el mismo gesto. Me acercó a él, haciendo que le abrazara.

—Lo siento, de verdad que lo siento —se arrepintió.
   
—A mi no me tienes que pedir perdón —dije aún entre sus brazos.
   
—Ya se lo pedí a Scott.
   
—¿Qué dijo?
   
—Me dió otra oportunidad, pero hay muchos otros que aún no confían en mí.

Reí y negué lentamente.

—Es normal, mataste a uno de sus amigos —le miré y se acercó a mi cara.
   
—Tu confías en mí, ¿verdad?
   
—Pues claro que sí —asentí.
   
—Estas muy roja y solo me acerqué un poco —se rió.
   
—Eres un tonto.

Miré hacia abajo y choqué mi frente en su pecho, al volverlo a ver sonreí.

—Un tonto al que amo.

Acortó la poca distancia que quedaba entre nosotros, juntando sus labios con los míos. El beso era lento y dulce, pasé mis manos por su cuello y le acaricié.

—Te amo, tontito.
   
—Y yo a ti, mi princesa.

Me puse de puntillas y dejé un casto beso en sus labios.