Teen Wolf One Shot

19. Liam Dumbar

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Dina Kapa

—¡No! —grité a Scott.

—Dina era por tu bien —intentó acercarseme.

—¡No! ¡Yo no quería! Estaba feliz siendo humana —miré mis manos, temblaban.

—Dina, entiéndeme, era algo necesario —negué, en ese momento odiaba a Scott.

Tenía leucemia y Scott pensó que la mejor idea sería morderme. Me mordió cuando estube en coma. Estube dos semanas en ese estado y me desperté ya que esta noche era luna llena.

—¡No, Scott, es la peor idea! —lo miré con el ceño fruncido.

—Sé que no te agrada, pero...

—¡Claro que no me agrada! Scott, me has convertido en una mujer lobo siendo toda mi familia cazadores ¡y no son como los Argent! —todo a mi alrededor daba vueltas, no podía mantenerme en pie, mis piernas temblaban, pero no podía caer en ese momento.

—Dina, debes tranquilizarte, tus ojos...

—¡ME DAN IGUAL MIS OJOS! —eso se oyó más como gruñido que otra cosa.

Me asusté. Me asusté de mi misma.

Salí corriendo, ignorando los gritos de Scott.

Corría por el bosque, no había mucho, árboles y hojas callendo.

—Por aquí, he escuchado algo —oí como susurraban a lo lejos.

—Dániel, no podemos ir solos, no tenemos experiencia —eran mis hermanos. No me podían ver así.

Salí corriendo en otra dirección, pero, al verme frente a ellos, –con una distancia considerable– no tuve tiempo para escapar cuando sentí una bala enterarse en mi estómago, miré hacia abajo y no era una bala, era una flecha.

—¡Dániel! ¿Estás loco? Podría ser alguien normal —lo regañó Axel.

—¿Vamos a ayudarlo? —dudó.

—Viene más gente, vayamonos —y oí sus pasos acelerados sobre las hojas, marchándose.

Corría intentando escapar de quien viniese.

—¡Aah! —sentí como caía, caía a un pozo no muy profundo. Estaba desesperada, no aguantaba los sitios estrechos.

Mi respiración se comenzó a acelerar.

Comencé a subir a duras penas y, cuando estaba fuera, me tiré en el suelo, rodeada de hojas marrones.

—¡Dina! —alcé la cabeza al oír a Scott. Me levanté y lo miré furiosa.

—Aléjate —susurré.

—Dina, por favor...

—¡Aléjate! —gruñí—. No quiero saber nada de ti. Mi familia me odiará por tu culpa —las lágrimas comenzaron a caer.

Sentí como algo dentro de mi se tranquilizaba. Olisqueé el ambiente, buscando ese olor a hogar y cariño. Me acerqué a Scott.

—Huelo... Huelo algo... —no sabía ni cómo describirlo.

—Dina, nosotros seremos tu familia.

—Scott ¿por qué huelo eso? —me daba igual quién sería mi familia, solo quería saber de donde provenía ese olor y no alejarme nunca del proveniente.

—No lo sé, supongo que es por tu alma gemela —dijo dudando.

—¿Qué...?

—Scott, me voy a volver loco, hay algo que huele muy bien —se escuchó un quejido detrás de él.

—Creo que sabrás de donde viene ese olor —señaló detrás de mí—. Él es Liam, mi otro beta —sonrió.

—¡Tú! —corrió hacia nosotros y se abalanzó sobre mí, abrazándome—. ¡Hueles muy bien! ¡¿Por qué hueles tan bien?!

—Hueles a hogar —susurré.

Apoyé mi cabeza en su pecho y pasé mis manos por su cintura.

—No te separes de mí, por favor —supliqué.

—¿No tendrías que pedirme primero una cita? —rio.

—Soy de las que espera que el chico lo pida —elevé la mirada y lo miré sonriente.

—Entonces, bella dama, tendrías una tarde de películas con palomitas conmigo —se separó e hizo una reverencia.

—Claro, mi caballero —cogí su mano y besé su mejilla.

—El amor —suspiró burlón Scott.