Teen Wolf One Shot

20. Theo Raeken (I)

Sé que Allison no conoció jamás a Theo, pero me pegaba más que estuviese ella que Malia.
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♥︎He Leaves... ♡︎

Elisa McCall

Arranqué mi coche y comencé a ir por la carretera en dirección a la casa de Stiles.

Paré cuando un semáforo se puso en rojo. Un coche se paró junto a mí y la cabeza de Lydia salió por la ventana.

—¡Eli! —miré para saber qué pasaba—. Vamos a casa de Stiles —se señaló y después a Allison sentada a su lado—. ¿Tú también vas? —asentí.

—Sí, pero antes iré por Theo —la sonreí.

—Vale, nos vemos después ¿no?

—Sí, te lo prometo —aceleró cuando el semáforo cambió de color, ella siguió a delante, pero yo giré.

Omnisciente

Elisa iba cantando a todo pulmón una canción de Morat. Miró un instante la radio para saber qué hora era y, al regresar la mirada a la carretera, había un ciervo en medio, intentó no atropellarlo por lo que se salió del carril, chocando el techo contra un árbol.

—Una ambulancia. Ha habido un accidente... —eso fue lo que escuchó Elisa antes de perder el conocimiento.

La ambulancia llegó minutos después llevándosela con prisa al hospital.

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Theo esperaba bajo la lluvia en el aparcamiento donde quedó con su novia.

—¿Si? —contestó de mala gana el teléfono.

—¡Theo, tienes que venir al hospital! ¡Ya! —la voz desesperada de Lydia no lo dejó pensar.

—Qué habrán hecho ahora —se preguntó a si mismo.

Empezó a correr, estaba preocupado al oír como Lydia le habló. Al llegar se acercó a la recepción donde estaba Melissa.

—Melissa, ¿está Lydia?

—¿Lydia? No lo sé, no la vi entrar —negó—. ¿Por qué estaría aquí?

—Me dijo que tenía que venir, se la oía preocupada —la explicó.

Melissa, después de todo, perdonó a Theo, era el novio de su hija y tenía que llevarse bien con él, además de que había cambiado. Cambió por ella.

—Theo —el nombrado se giró al oír a su amiga.

—¡TENDRÍAS QUE HABER ESTADO CON ELLA! —un puñetazo calló en su cara después de esas palabras.

Sí, Jackson le había pegado, después de eso, era sujetado por Allison, intentando que no le pegara aún más.

—¡¿Qué te pasa?! —se quejó, escupiendo un poco de sangre.

—Theo... —miró a la chica esperando a que le explicara el porqué del comportamiento de su amigo—. Elisa... —suspiró, conteníando las lágrimas—. Elisa sufrió un accidente.

—¿Qué? —el mundo se derrumbó ante esas palabras. Un nudo se apretó en su garganta, las ganas de llorar no faltaron.

Theo calló de rodillas, las lágrimas no tardaron en llegar. Esa noticia llegó como un vaso de agua fría.