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Llegamos al campamento y ví a los dos niños mientras dibujaban sentados en un pequeño tronco talado.

-Hola pequeños, ¿estáis aburridos?

Ambos asintieron con la cabeza.

-¿Queréis jugar un poco con Loki?, sé que él estaría encantado de tener dos amigos como vosotros.

Ambos niños comenzaron a acariciar a Loki, y este se puso muy contento comenzó a lamerles la cara y los niños comenzaron a reír.

-Liv. -Escuché como me llamaba Carol.

-Ahora vengo, os lo dejo a vuestro cuidado.

-No te preocupes, le cuidaremos bien. -Me dijo Carl.

Caminé hacía Carol quién estaba sentada cerca de la fogata.

-¿Qué necesitas? -Le pregunté amablemente.

-¿Sabes cocinar?

-Sí, ¿qué quieres que haga?

-Ayúdame a cortar. -Dijo ella.

-Claro, también podemos compartir esto con todos. -Dije sacando las latas de comida de mi mochila.

De mi mochila saqué unas cuantas latas de comida, sopa de tomate, atún y maíz en lata.

-Esto es maravilloso, gracias por compartirlo con nosotros. -Dijo Carol sonriente.

-No hay de qué.

Me levanté y me acerqué dónde estaban Dale y los hermanos Dixon.

-Hija, si quieres puedes dormir dentro de mi caravana. -Me ofreció Dale.

-Eres muy amable gracias. -Iba a negarme pero Merle me interrumpió.

-Ella se quedará con nosotros. -Dijo Merle.

Dale me miró esperando a que diera mi aprobación, asentí con mi cabeza y él entró en su caravana para después darnos una tienda de campaña y una colcha.

-Tomad, esto es lo único que me queda.

-Muchas gracias por tu amabilidad. -Le respondí.

Pusé la colcha sobre la parte trasera de la camioneta y al lado entre Daryl y Merle montaron la tienda.

-Tú duerme en la tienda, nosotros dormiremos en la camioneta. -Dijo Merle.

-De acuerdo, gracias Merle. -Le sonreí.

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Un día más la noche cayó sobre nosotros, pero está vez todo era distinto, estábamos alrededor de una fogata, compartiendo comida e historias con más personas, personas que quizás no hubiéramos conocido antes de esta catástrofe, me gustaría pensar que este grupo podría llegar a ser una familia, pero otra parte de mí me decía que debía tener cuidado, que no todo es lo que parece, y puede que estás personas no sean del todo sinceras, o al menos no todos los aquí presentes.

Estábamos cenando sopa de tomate con conejo y ardillas que habían asado con un pequeño fuego, un fuego que debía ser apagado en cuánto terminásemos de cenar para no atraer a caminantes o personas poco amistosas que pudieran andar cerca del campamento.

-¿Cómo fue tú primera vez matando a un caminante? -Me preguntó T-Dog.

Iba a contar la historia, pero la risa se apoderó de mí y no pude parar, muchos de ellos rieron e incluso ví a Daryl esbozar una pequeña sonrisa.

-Seguramente no os lo vais a creer o creeréis que estoy bromeando, pero el primer caminante que vi fue en mi apartamento en el centro de Atlanta, estaba limpiando y escuché unos sonidos extraños, al abrir la puerta me encontré con mi vecino pero no estaba normal, estaba cambiado. -Notó como se me forma un nudo en la garganta al recordarlo. -Su intención era comerme, así que con la escoba que estaba barriendo la casa le atravesé el cuello.

Todos comenzaron a reír al terminar de relatar brevemente lo ocurrido aquel día, han pasado pocas semanas, pero a mi me parece que fue hace un siglo.

-Ahora cuéntanos la verdadera historia. -Dijo Andrea riéndo.

-De verdad, pasó así, fue cómo estar en una película de terror. -Dije riéndome.

Cuando por un momento todo parecía estar en calma, el buen ambiente se convirtió en tensión, las risas se apagaron, todos nos pusimos en alerta, entre los árboles cercanos al campamento apareció la figura de un hombre, un hombre que lloraba, al oírle supimos que no era un caminante y nos relajamos un poco por ello.

El hombre llevaba barba de varios días y una gorra en la cabeza, salió de entre la oscuridad desconsolado, los ojos estaban rojos de tanto derramar lágrimas, seguramente acababa de perder a alguien querido. Se presentó al grupo como Jim, acababa de perder a su familia, Carol le dió un plato de comida y su marido la miró de mala manera, vi como Carol se encogía ante la mirada de su maltratador.

-Haré la guardia está noche. -Dijo Merle.

Ayudé a recoger el lugar y le deseé buenas noches a Merle, Daryl se acercó a mí.

-¿Te vas a dormir ya, princesita? -Odiaba ese apodo, y él lo sabía.

-Sí, estoy cansada y necesito energía para mañana, he de ir con Glenn.

Daryl me miró con una expresión y asintió.

-Que descanses. 

THE WALKING DEADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora