** POV Uraraka **
Me dirigía a mi habitación, bebiéndome tranquila mi juguito de frutas recién salido del refrigerador. Sólo esperaba que el jugo no fuese de Iida-kun… otra vez.Reí en voz baja.
Y me detuve en seco al ver a Midoriya-kun en el pasillo, mirando en todas direcciones. Qué sospechoso.
** Fin del POV **-¿Midoriya-kun?– el peli-verde dió un brinco de sorpresa, girando de forma brusca y dejando caer su teléfono al suelo por la impresión.
-¡¿U-U-Uraraka?!– gritó Deku, nervioso y asustado. No se esperaba cruzarse con alguien tan tarde, pues eran pasada la medianoche. –¿P-Por qué estás despierta a esta hora?– cuestionó.
La castaña sonrió apenada, revolviendo su cabello.
-Me dió sed y fui por un jugo.– confesó Uraraka, agitando ligeramente el envase del jugo.
-E-E-Entiendo…– Deku sintió sus nervios y su incomodidad aumentar. No quería ser grosero, pero…
-Oh, se te cayó el teléfono, Midoriya-kun.
¡Oh, no!
En cuanto tomó el teléfono de Deku para levantarlo, sus ojos fueron testigos de una sonriente Himiko Toga mostrando su ropa interior en una fotografía que tenía el peli-verde.
-¿Qué…?
Deku le arrebató el teléfono a Uraraka y salió corriendo rumbo al baño. Ahí estaría a salvo, pues la castaña no se atrevería a perseguirlo.
Suspiró aliviado.
-Debo ser más cuidadoso…– murmuró para sí mismo, volviendo a centrar su atención en la fotografía de la rubia.
Pero una presión en su entrepierna lo hizo suspirar y recordar la razón por la que se había escabullido al baño tan tarde.
Maldijo sus hormonas de adolescente y, sin más, metió su mano en su pijama para masturbarse.
Se sentía un poco culpable por recurrir a eso, pero el mensaje de Himiko decía que podía usar la foto como quisiera, entonces…
… no estaba haciendo algo malo, ¿no?
Con aquello su mente se relajó y se dejó llevar, sumergiéndose en un mundo de fantasías donde aquella chica rubia era la protagonista.
Himiko acostada sobre la cama, como en la foto, con aquella ropa interior negra que podría volverse la favorita de Deku en cualquier momento. "Ven…" un susurro suave y seductor se escapa de sus labios, haciéndolo enloquecer.
La mano del peli-verde subía y bajaba cada vez más rápido, mientras su mente se nublaba por el placer.
Ahg, maldita sea las hormonas de un adolescente…
…
Uraraka estaba hecha una fiera, con las mejillas rojas por la rabia y los puños apretados con tal fuerza que, sin dudas, podría dejarse marcas visibles.
No iba a quedarse callada, no señor. Ella no era de esas.
A grandes zancadas, llegó hasta la habitación de la ex villana y tocó a la puerta con algo de agresividad.
Nada.
Volvió a llamar, un poco más impaciente y molesta.
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Quería salvarte
RandomA veces las buenas intenciones pueden acabar volviéndose una mala idea, en especial... cuando hay una ex villana en la ecuación.