Después de echarle un vistazo a Lucas, que estaba dormido como un tronco, entré en el dormitorio y me metí en la cama casi a rastras. Tendida en la oscuridad, mi maltrecha conciencia salió de la trinchera donde se había escondido y agitó una banderita blanca.
Caí en la cuenta de que no había hablado con Pablo la noche anterior, ni tampoco esa noche. Los hábitos cotidianos de mi día a día comenzaban a desvanecerse como una calcomanía.
«Estoy metida en un lío, Pablo. Creo que voy a meter la pata. Y me parece que no voy a poder evitarlo. Me estoy desviando del camino. Déjame volver a casa.»
Si no hubiera estado tan cansada, habría llamado a Pablo. Pero sabía que no era capaz de hablar de forma coherente. Además, en un rincón dolorido y recalcitrante de mi corazón, deseaba que me llamara él.
Pero el teléfono no sonó. Y cuando me quedé dormida, Pablo no apareció en mis sueños.
Querida Miss Independiente:
He empezado a salir con un chico con el que no tengo nada en común. Es unos cuantos años menor que yo y tenemos distintos gustos en casi todo. A él le gusta salir, a mí me gusta quedarme en casa. A él le gusta la ciencia ficción, a mí me gusta hacer punto. A pesar de todo, nunca he estado tan enganchada con nadie. Pero me temo que, como somos tan diferentes, la relación está condenada al fracaso. ¿Debería romper con él ahora antes de que vaya a más?
PREOCUPADA POR EL PÁJARO EN MANO
Querida Preocupada:
Algunas veces, establecemos relaciones cuando menos lo esperamos. No hay ninguna regla que diga que dos personas que se quieren tienen que ser iguales. De hecho, hay algunas pruebas científicas que sugieren que, a nivel genético, las personas más distintas son las que suelen tener relaciones más duraderas y saludables. Aunque, ¿quién puede explicar de verdad los misterios de la atracción? Échale la culpa a Cupido. A la luna. A una sonrisa. Los dos pueden sobrellevar sus diferencias siempre y cuando se respeten mutuamente. ¿Que tú dices que el mar es verde y él dice que es azul? Déjate llevar, Preocupada. Lánzate de cabeza. Por regla general, las relaciones con el polo opuesto de nuestra personalidad son las que nos ayudan a conocernos mejor.
MISS INDEPENDIENTE
Clavé la vista en el monitor.
—¿Déjate llevar? —murmuré.
En mi caso, me repateaba dejarme llevar. Nunca iba a un sitio desconocido sin consultar antes un mapa. Siempre que compraba algo me registraba en la página oficial y mandaba los papeles de la garantía. Pablo y yo usábamos condones y además, yo me tomaba la píldora. Nunca comía nada que tuviera colorante. Me ponía protección solar muy alta.
«Tienes que divertirte un poco», me había dicho Peter antes de hacerme una demostración de lo mucho que podía divertirme con él. Sospechaba que, si me dejaba llevar con él, el entretenimiento no sería apto para todos los públicos. El problema era que la vida no consistía en pasárselo bien, consistía en hacer lo correcto, y la diversión era un derivado, si tenías suerte, claro.
Di un respingo al pensar en mi siguiente encuentro con Peter y me pregunté qué le diría.
«Ojalá pudiera desahogarme con alguien», pensé.
Janet. Pero sabía que se lo contaría a Tom, que a su vez le diría algo a Pablo.
A mediodía, sonó el teléfono. Vi el número de Peter en el identificador de llamadas. Fui a contestar, pero retiré la mano de golpe. Un segundo después, volví a extenderla con cuidado.
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Tiempo de cambios
Teen FictionAveces te acostumbras a la rutina pero en un momento a otro puede cambiar tu vida