Max Stone
—Dijiste que te podía llamar —dijo Sophie.
Se escuchaba mal y desganada
—Eso dije, ¿Todo bien, Soph?
—Tienen una hija—contestó y no entendí de lo que hablaba—Mis padres
—Claro, que tienen una hija, tú—ella soltó una risa
—No, tienen otra hija—suspiró—Tengo una hermana
—¿Una hermana?
—Me lo dijeron hoy, no sé ni porqué estoy llorando. Es absurdo.
—No está mal llorar. ¿Sigues en su casa todavía?
—Lo estoy. Me disculpé diciendo que quería ir al baño y bueno, te llamé
—Está bien, respira y tómatelo con calma.
—Yo amo a los niños, enserio. Pero se siente raro que no me hayan dicho que iba a tener una hermana.
—¿No la quieres?
—Por supuesto que sí, pero si mis padres no me quieren siendo hija única, imagínate siendo la mayor.
—Hey, estoy seguro de que tus papás te quieren. Todas las familias tienen desacuerdos, Soph. Ninguna familia es perfecta.
—Lo sé, ¿Me quedo?
—Escucha lo que te tengan que decir, Soph. ¿Has hablado ya con Adrien?
—No, sé lo que me va a decir. Que mi familia no vale la pena, que deje de llorar y me regrese. No quiero regresar aun, quiero escucharlos.
—Pues hazlo. Tú tienes que tomar tu decisión.
—Gracias, Max. Discúlpame por interrumpirte
—No me agradezcas. Somos amigos y puedes llamarme cuando quieras.
Sophie, siguió agradeciendo de todas y cuando nos despedimos colgamos. Me había alejado un poco del garaje para contestar la llamada, así que regresé.
—¿Estás listo, Max?
Se supone que tenía que subirme hace rato, pero justo la llamada de Soph me interrumpió. Me subí al monoplaza, acomodé mis piernas y el casco. Los ingenieros conectaron algunos cables que faltaban y llegó el momento de conducir.
Al salir del garaje sentí que mis vellos se ponían de punta, la adrenalina. Eso era lo que más amaba de conducir. Estábamos en circuito de la empresa y aunque lo había estudiado me sentí emocionado.
—Muy bien, Max. Es hora de demostrar tu talento—me dijo el ingeniero, quién anteriormente se había presentado como Jeff.
—De acuerdo, Jeff. ¿Te puedo decir jefe?
—Ben me dijo que te gustaba ponerle apodos a la gente, pero no pensé que fuese tan rápido—escuché su risa.
—¿Conoces a Ben? —pregunté mientras pasaba otra curva
—Claro que sí, él fue el que me dijo que vendrías a Arrow.
—Vaya
—Bien, ya calentaste los neumáticos, en la siguiente vuelta se te tomará el tiempo, desde el punto de partida.
—De acuerdo, ¿Vuelta más rápida?
—Adrien, 1:06.957, el año pasado. Tú puedes.
—Claro que puedo. —presione el acelerador cuando pase la línea de partida.