Cap 25. Quiero un beso

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Había vivido la mayor parte de mi vida asustada por caer. antes de los Olímpicos, estaba plagada de pesadillas sobre pelear con la gravedad, temiendo el impacto de la parada repentina y el dolor que traería. No fue hasta ahora que cierta forma con ojos verdes escalaba mi cuerpo, presionándose contra mi, despojándome de todo control, que lo acepté.

Mi mundo se iba al revés. estaba temblando y luchando por aire, pero era delicioso y me encantaba cada segundo de ello, así como me encantaban los labios que chocaron con los míos, probándome a mí misma en ellos así como a Lauren. Me había enamorado tanto, y el inminente dolor era lo que manchaba mi futuro.

- Te amo.

Las palabras deslizaron pasando mi oído, mezcladas con lágrimas que escapaban y aflojé mis dedos de las sábanas, abrazando a la ojiverde contra mí. Era todo lo que necesitaba para sentirme completa de nuevo.

Casi no había logrado llegar a camerinos y lejos de los acosadores ojos de los periodistas cuando fui poseída por mis emociones. Cuando todos los patinadores habían finalizado sus rutinas de la noche, yo seguía en primer lugar. El Sr. McKidd me había recuperado, haciendo su mejor esfuerzo por animarme para las entrevistas obligatorias que habías sido programadas. Las preguntas habiendo sido revisadas y aprobadas por mi coach.

Solo había visto a mi familia por un momento ya que no habían ido a la revisión de fondo requerida para visitar la villa. Habían habido abrazos y palabras de gran significado animándome, y promesas de cena juntos la siguiente noche sin importar que.

De regreso a la Villa de la Montaña, Lauren y yo no habíamos hablado mucho del tema. Ninguna palabra era necesaria, pues su mano estaba firmemente entrelazada con la mía, su pulgar acariciando mis nudillos. Lauren no me había felicitado.No habían celebraciones ni escenas de baile seductor y tensión sexual. La chica más grande me miró cuando al fin estuvimos solas y me besó. Ella limpió las lágrimas que comenzaron a caer y dio pequeños besos a mis mejillas, susurrando palabras de amor y devoción que comenzaron el lento proceso de sanar mi apariencia rota.

- Deberías dormir. - Lauren susurró, acariciando su abdomen que brillaba por el sudor. Empujo las sábanas sobre nosotras, nuestros cuerpos entrelazados como un complicado rompecabezas de piel y huesos.

Quería estar tan cerca de la ojiverde, y aunque estuviera a mi lado no me parecía suficiente, rodé para quedar sobre ella, recostándome en su pecho, la punta de mis dedos acariciando la delgada línea de su clavícula. Mis caderas posicionándose entre sus piernas. - No quiero gastar un solo momento contigo. - Rosé mis labios por su cuello. - Quiero memorizar cada lunar, cada curva, cadas reacción.

Lauren tragó saliva, llena de placer, pero sacudió su cabeza al mismo tiempo, sentándose y obligándome a verla a los ojos. - Por mucho que me guste estar frente a tu insaciable sed, y créeme, no puedo creer que yo esté diciendo esto, pero, necesitas dormir. - Abrazó mi cuerpo y lo pegó al suyo. - Estaré aquí toda la noche. - Tomó un mechón de cabello y lo pasó por detrás de mi oreja, para después recostarse de lado junto conmigo. - No iré a ninguna parte.

Yo solo asentí, mi rompe emocional ya teniendo efecto sobre mí, pues sentí mis parpados crecer pesados.

La última cosa que recuerdo de aquella noche fueron suaves besos siendo colocados por mis hombros, y la sensación de caer.

Parecía una eternidad desde que había corrido, mientras la grava se atoraba en las suelas de mis zapatos, tomaba cuidadosamente un respiro por cada 3 pasos. Me había despertado desde hace una hora, usando el momento para estudia el relajado rostro de la snowboarder cuando dormía. Me habría quedado ahí toda la mañana, pero tenía que aclarar mi mente y tan cerca del final de los juegos, la pista de carreras estaba desierta.

Estaba en primer lugar y aún me faltaba una presentación. Todo se decidiría en 4 minutos en el hielo y me sentía abrumada. Audífonos estaban firmemente en mis orejas mientras escuchaba a la canción con la que me presentaría en el free skate.

Dios, había sido tan ingenua escogiendo la canción que oía, La Petite Mort había sido suficientemente difícil, como se suponía que patinaría con esta canción? en comparación, La Petite Mort había sido un juego de niños.

Place de la République de Coeur de Pirate llenaba cada paso que tomaba, amenazando con destruir mi actitud la cual seguía frágil de la noche anterior. Solía amar la forma en la que la canción empezaba con solo el piano, la melodía comenzando lenta y yendo cada vez más rápido mientras progresaba, la orquesta entrando a la mitad. Era la canción perfecta para un largo programa, pero ahora era la letra la que me destruía.

Tal vez fue destino. cuales eran las posibilidades de estar aquí en Rusia, completamente enamorada de alguien quien viviría al otro lado del mundo, patinando con una canción que cantaba nuestra historia completamente.

Una mujer que viaja por ultramar se enamora de vacaciones a pesar de que vivían separados por un océano. No era solo su historia, era el final al que más temía: Un triste final cuando ella se ve forzada a afrontar la realidad y regresar a casa. Acaso no era eso lo que estaba pasando? nuestros días juntas estaban numerados y solo Dios sabía que pasaría. Las dos teníamos vidas a millones de kilómetros lejos. Claro que habíamos mencionado tentativas posibilidades, pero aún había más probabilidad de corazones rotos.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no había notado la forma corriendo a mi lado hasta que una mano serpenteó y quitó mi audífono.

- Mierda!, miré para encontrarme con una sonrisa de lado y un par de ojos aún dormidos esperando mientras reducía la velocidad. - Tratas de darme un ataque cardíaco?.

Lauren negó con la cabeza. - Claro que no, pero grité tu nombre 3 veces y sabes lo mucho que odio correr. - Recargó sus manos en sus rodillas, tratando de recuperar el aliento después de correr media pista tratando de detenerme. - como te sientes hoy?.

Me encogí de hombros, sintiendo mi propio aliento volver a lo normal. - Mejor y peor. - suspiré despacio. - Siento haberte dejado en cama, necesitaba aclarar mi mente.

Asintiendo, la ojiverde me dio sus pulgares arriba. - No, está bien ... tu. - mordió su labio mientras estiraba su espalda. - Quieres que te dejara sola un momento?

Mirando a la snowboarder, sonreí. qué había de malo en admitir y decidir que estábamos echas la una para la otra?. Nada. - Quiero un beso.

- Bueno ... - Lauren se acercó, jugando con la orilla de mi camiseta. - Definitivamente puedo hacer eso.

con nuestros labios unidos, me perdí. Acepté que había una oportunidad de que lo lográramos. A pesar de que nos diríamos adiós muy pronto, no sería para siempre. Rompiendo el beso, sonriendo, me puse de puntillas y recargue mi frente en la suya.

- Que tal algo de desayunar?. Yo invito. - Lauren bromeó, chocando su nariz con la mía.

- Descarada snowboarder huh?. - Respondí, mis dedos siendo entrelazados con los de la ojiverde, dejándome ser guiada hacia la cafetería.

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Perdón por la larga espera!!, mi teclado se descompuso (la tecla de espacio) y es una joda poner los espacios con el teclado de pantalla, quiero agradecerles por los 2.4 K de votos!!1 muchas gracias por leer mi historia y por todo su apoyo!, por la larga espera les revelaré la sorpresa que tenía para después ... faltan 5 capítulos para el final, así que ...

Les gustaría una secuela????.




Village Secrets (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora