Perspectiva Kaveh I

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Cuando Kaveh abandono su hogar lo primero que hizo fue guardar muy bien sus llaves entre sus ropas para evitar que se le cayeran, con este juego ya era la quinta vez en un corto periodo de tiempo que las extraviaba y aunque todavía tenia media caja de los llaveros en forma de leon resguardada en el sótano de su casa, Al Haitam ya le había regañado por abandonar sus llaves por las calles de Sumeru, de las cuales por lo menos dos copias las logro recuperar por que algún guardia o ciudadano de la ciudad las había visto por ahí tiradas.

Mientras caminaba a su destino afirmo bien su Akasha mientras algunos guardias le miraban de manera fija al ver como este se colocaba el dispositivo, Kaveh solo sonreía ante la mirada insistente de alguno de ellos y seguía su camino lo más normal que podía; desde que se graduó de la academia y se dedico a sus propias obras y proyectos quedo casi por completo ajeno a los asuntos que ocurrían en aquel lugar y lo mucho o poco que llegaba a saber era por Al haitam, aunque era muy extraño cuando este profundizaba en el tema.

Si bien le interesaba bastante porque era lógico que se preocupaba por el trabajo de su pareja y de como este lo sobrellevaba tampoco lo atormentaría con preguntas que posiblemente no tenían respuesta, en su lugar cuando quería averiguar cosas que posiblemente le preocupaban al escriba se iba directamente con Tignari y por medio de Cyno quién le contaba todo al guardabosques, se daba una idea de lo que estaba pasando con los sabios y al final determinaba si Al haitam merecía ser regañado por ocultarle cosas tan importantes o simplemente apoyarlo en silencio.

Justo después de la Reunión con el comerciante de Liyue se había quedado de ver con el guardabosques pues tenia algunos asuntos pendientes con él y debido a la agenda saturada de ambos, se pudieron de dar el tiempo justo aquel día que a Kaveh le quedaba ir al puerto de Ormos y aunque tenia que desviarse un poco al rubio no le molestaba tomarse un tiempo para ir al bosque y visitarlo, ya que de cierta medida estaría todo el día solo en casa y eso por alguna razón le llego a deprimir, ya que sus días libres sin el peligris se le hacían sumamente pesados estando en la comodidad de su hogar.

Aunque desde su perspectiva estaba bien que cada quien tuviera sus propios asuntos que resolver para al final del día tener algo de que hablar y verse con mas ilusión, por lo menos a su sentir solía hacer mucho mas notorio la ausencia del otro; en pocas palabras Kaveh siendo mucho más sensible le era mucho mas susceptible extrañarle y notar su ausencia y más los tiempos en los que el escriba tardaba días en llegar por exceso de trabajo.

-Usted debe ser el arquitecto Kaveh-

-Lamento la demora, me retrase ligeramente, ¿lleva mucho tiempo esperando?-

El arquitecto le sonrió alegre al comerciante quien lo distinguió fácilmente por la ropa tan tradicional de la tierra de los contratos, por su parte también no fue difícil distinguirlo, pues incluso cuando tomaron asiento en el bar que estaba en el puerto le comento que en los periódicos y volantes de Liyue su rostro era sumamente conocido, por ser el autor de una de las obras más famosas de Sumeru, misma que irónicamente lo llevo a la quiebra y a los brazos de Al Haitam, así que arrepentido no estaba y siempre hablaba con orgullo de aquella historia.

- Cuénteme entonces, ¿Qué puedo hacer por usted?-

-Me gustaría proponerle un pequeño proyecto, Liyue se extiende poco a poco y mi familia es una de las mas famosas y reconocidas en Liyue en el comercio de productos de belleza, ya sabe, perfumes, telas, maquillaje, es un servicio que con el tiempo se volvió popular, así que debido que el negocio prospero satisfactoriamente me gustaría hacerle un regalo a mi familia, la construcción de una nueva casa, una mucho más grande que la tenemos y tan majestuosa como la cámara de jade-

-La camara de Jade-

Repitio el rubio mientras pensaba rápidamente, por supuesto que conocía la obra sin embargo nunca antes había puesto un pie en ese lugar, debido a que aquella magnifica construcción no estaba abierta al publico, entonces dedujo que al menos tenia unas fotografías de su interior para poder darse una idea de la petición de su cliente.

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