Sueño Lucido

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Cuando Al Haitam volvió a casa encontró todo a su al rededor completamente destruido, su hogar el cual hasta hace horas estaba lleno de alegría y confort en ese momento ante sus ojos solo había muebles rotos, vidrios quebrados, las flores que solían estar en los jarrones se encontraban en el suelo junto con los retazos de sus contenedores.

-Kaveh...-

Menrhak  destruido en partes, apenas la pantalla de sus ojos daba señales de vida, hojas de bocetos tiradas por todos lados, entre mas se adentraba a los escombros mas su cuerpo se sentía pesado, sus pies paralizados y su mente en blanco, a ese punto, le costaba respirar, le costaba creer lo que estaba viendo....¿rastros de sangre? había por todos lados, pero no había señal alguna del arquitecto.

Las cosas en el bosque Advidya no eran mejores, tan pronto como Cyno recibió el mensaje de los guardabosques corrió hacia la zona, sus ojos no podían creer lo que veía, el bosque estaba parcialmente incendiado, destruido, con varios heridos entre civiles y guardabosques, inmediatamente corrió hacia la residencia del principal, donde varios de sus subordinados, estaban terminando de apagar lo que quedaban de las llamas.

-Collei, Nari...-

Quiso correr hacia el hogar de su familia, algo en el se había apagado en cuanto llego a la villa y todo a su al rededor  era tan lúgubre como caótico, en algún momento su corazón se encogio de forma estrepitosa a medida que avanzaba, no había señales de quien buscaba  y eso le preocupaba.

-¿Maestro Cyno?-

La voz nerviosa y asustada de Collei logro atravesar aquel bloqueo que ya hacia en la cabeza del gran juez, Collei llego hasta el montando a Karkata, ambos estaban heridos pero no de gravedad, en cuanto sus miradas se cruzaron, la maquina comenzó a hacer ruidos de gusto al ver al gran juez y Collei con torpeza bajo de Karkata para correr hacia los brazos de su maestro.

-Por Buer, ¿estas herida?, ¿te duele algo?-

La reviso con cautela de arriba a abajo mientras la chica negaba, su expresión seguía descuadrada y ligeros temblores le invadían de a ratos.

-¿y Nari?-

Collei no pudo decir mucho, en su lugar miro con dirección hacia donde estaba la cabaña del guardabosque, su expresión era desolada y aunque el juez parecía tranquilo la ansiedad en su cuerpo se hizo presente. Le pidió a Karkata que cuidara de su pequeña, Collei prometió no separarse de él hasta que volviera, la casa del guardabosque estaba siendo custodiada y no entendía del todo, cuando se acerco los guarda bosques se hicieron a un lado, el juez en silencio ingreso al hogar  mientras su mente ya estaba pensando lo peor.

-debemos pedir refuerzos a la guardia de Sumeru, si los fatui siguen merodeando por aquello no vamos a aguantar otro ataque-

-pero...maestro Tignari....-

-estamos bajo ataque ve y no pierdas el tiempo y...¡ah!, por fin llegas Cyno...-

Tignari estaba mal herido pero completamente cociente y lucido para seguir dando indicaciones y poner a toda su gente a salvo, sus orejas tenían tapones enormes mientras en su cabello y pelaje había rastros de sangre, Cyno no supo como reaccionar se quedo estático viendo a su pareja reorganizar a sus guardabosques.

-El maestro Cyno no esta bien, tiene una herida grande en el abdomen, ha detenido la hemorragia pero...-

-Tignari tenemos que irnos-

-lamento llamarte con tanta premura pero el bosque...-

-Te lo he dicho una y un millón de vez, mi prioridad ante todo eres tu-

IncomprensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora