Perspectiva Al Haitam I

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Todo lo que necesitaba está en casa, todo ocurría estando en casa

Al haitam tal vez se había dado cuenta de lo mucho que le quería en el momento equivocado, se dio cuenta justo cuando ya no estaba, justo cuando lo perdió de vista, poco a poco los escenarios donde estaban los dos ya solo estaba él. No estaba dispuesto a perderlo, pero tampoco sabia donde podía empezar a buscarlo.

-Haitam, el desayuno ya está listo, levántate o te lo daré frio-

La mayoría de las ocasiones el escriba solía ser despertado con un regaño por parte del rubio ya que por lo regular Kaveh no salía mucho de casa y pasaba horas encerrado en su estudio de dibujo y para obligarle a salir, estaba asignado a hacer las comidas para los dos, aunque a veces era el propio peli gris quien cambiaba papeles con él al darse cuenta que los días de inspiración del rubio perdían la noción de espacio tiempo, entonces le tocaba a él regañarle por mal pasarse disfrazando su preocupación con quejas hacia las tareas no hechas por el rubio.

Perezosamente bajo las escaleras de aquella casa que desde hace un par de semanas Kaveh se tomo la molestia de remodelar en "pago" al alquiler atrasado, más que ello, ambos consientes o no habían formado por fin un hogar sin estrictamente decidir que tipo de relaciona llevaban los dos, preferían no ponerle etiqueta alguna ya que era difícil definirla, no eran amigos, no eran simples compañeros de cuarto, tampoco eran pareja, al menos no una convencional;  no como la de sus amigos más cercanos, simplemente eran ellos, sumergidos en su propio mundo, apartados de lo demás pero al mismo tiempo ajenos a ellos mismos.

-no cocines algo elaborado como siempre, me lo voy a comer sin importar su aspecto-

Al Haitam se le acerco como últimamente lo hacia, mientras el más bajo estaba al frente de la estufa, lo sorprendía abrazándolo por atrás afirmándolo bien por la cintura mientras su barbilla descansaba en su hombro derecho, normalmente podría parecer un acto descuidado y poco inusual en el escriba, pero enfrente del arquitecto mostraba un lado que solo él conocía. La primera vez que lo hizo, los nervios y la vergüenza estallaron dentro del más frágil sin agregar que le fue imposible aparentar tranquilidad, pues incluso sus manos temblaban y fue evidente al momento de manipular los utensilios de cocina, sin embargo con el pasar del tiempo aquel acto le parecía tan cálido que cuando no lo hacia podría haber un berrinche o especulaciones por parte del rubio sobre por qué le estaba negando lo que ya se conocía como "el primer abrazo del día".

-Hoy iras a la academia ¿verdad?, ¿te vas a tardar mucho?-

-técnicamente tengo que cumplir un horario, estaré aquí a la hora de siempre ¿por?-

-Es que yo voy a salir tengo una cita con un posible cliente-

Kaveh terminaba de servir el desayuno mientras le comentaba que fue contactado por un reconocido comerciante de Liyue, quien  le había estado insistiendo de verse y tras mucho insistir Kaveh acepto reunirse con él para una consulta en el puerto de Ormos.

-Tal vez con el dinero que gane le podamos poner otro piso a la casa-

-Kaveh, no convertirás la casa en la mansión de tus sueños frustrados-

Kaveh inflo sus mejillas abultando sus labios con una evidente desaprobación a la negación de su pareja, sin embargo sabiendo que nada iba a cambiar por mayor berrinche que hiciera, Al Haitam tenia mil razones para argumentar que el tamaño de su casa era el tamaño perfecto para los dos, ya que tenia su biblioteca y un pequeño estudio para trabajar y Kaveh tenia un amplio espacio de trabajo que en su mayoría la habitación estaba hecha siempre un tremendo lio.

Sin embargo siempre parecía pulcra, limpia y ordenada aunque el espacio de trabajo del arquitecto era un lugar que siempre se veía en las peores condiciones. Al final aunque Kaveh con facilidad pudiera refutar a la perfección aquellas mil razones del mayor, este siempre se negaría pero indiscutiblemente Kaveh terminaba haciendo lo que consideraba mejor para ambos.

-si vas a salir lleva contigo a Menrak-

-No puedo tonto, últimamente los sabios están más insoportables que antes, no se si son por las festividades clandestinas que ocurren en el teatro o están al asecho por el exceso de trafico de conocimiento prohibido, pero no me voy a arriesgar que me lo quiten-

Al Haitam gruño por lo bajo mientras era comprado por el exquisito aroma del café recién hecho del arquitecto, al ver la expresión estática del escriba el contrario sonrió triunfante mientras terminaban el desayuno y discutían de ciertas cosas. Por supuesto que Kaveh sabia muchas cosas sobre la situación actual de Sumeru pero era lógico que si bien no preguntaba no iba a decir nada, aunque bueno aunque preguntara si era un asunto oficial tampoco iba a decir mucho.

En cambio Kaveh era mucho más abierto al comentarte más detalles sobre sus proyectos, aunque si era sincero su trabajo no tenia nada que ver con la situación política, ideológica o social la cual estaba atravesando la región últimamente, es más si por él fuera contaría hasta el más mínimo detalle de lo que dibujaba o para lo que fue contratado por muy insignificante que fuera; quería eso aunque Al-haitam no le preguntara, pues si bien aunque fingía que no le interesaba la realidad pintaba a que básicamente no le entendía, porque muchas veces Kaveh llego a decir con absoluta seguridad que la parte del cerebro del escriba que debería funcionar, para entender, comprender y apreciar el arte fue sustituida por mas lógica y racionamientos cuadrados.

-no llegues tarde por favor y siempre trae puesto tu Akasha, hasta que regreses-

Kaveh soltó una sonrisilla burlona ante las advertencia del contrario, este hizo lo que sabia hacer mejor para calmarle: sentarse momentáneamente en sus piernas para robarle un beso en los labios y después marcharse; su forma particular de decirle que se preocupaba por él y que debía de cuidar de si mismo era mas redundante que directo, pues cuando se trataba de Kaveh y sus sentimientos hacia él, todo era extraño.

-Así que...el puerto de Ormos-

Se quedo pensando un momento cuando escucho el sonido de la puerta abrir y cerrarse tras de si, reviso la mesita donde solita estar el tazón de las llaves esperando ver el curioso leoncito de adorno saliendo del lugar de las llaves, pero para su sorpresa este ya no estaba, Kaveh se había preparado bien para su salida, a lo que al peli gris no le quedo de otra mas que terminar de recoger los trastes y lavarlos antes de salir de ahí y dirigirse a su trabajo.

-Quizás más tarde pueda ir a darme una vuelta por ahí, de todas maneras es mi trabajo-

Dijo para si mientras terminaba de hacer sus deberes y se disponía a salir de ahí por que si, Kaveh había dado en el clavo al decir que los eruditos estaban más a la defensiva que de costumbre por la llegada de cierto fatui a la región y las reuniones secretas de este con el gran sabio, pero por supuesto que aunque se veía indirectamente involucrado, no le diría nada a su rubio.

Mantenerle ocupado en esos momentos le garantizaba que no indagaría por nada de lo que el haría por que estaba seguro que se encerraría en su mundo por cumplir el capricho de su cliente y eso para el peli gris representaba una victoria absoluta sobre el mismo, por que así no estaría enzima suyo intentando indagar sobre las intenciones de los fatui en la región pues era claro que de aquí hasta Mondstadt sabían perfectamente quienes eran y como operaban y para Kaveh quien era curioso por naturaleza cualquier tema donde estuviese involucrado el escriba ya era catalogado como algo personal y definitivamente no estaba en sus planes poner en peligro a la persona que más le importaba en el mundo.




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