🦋 Noviembre. 2017

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2017
Busan, Corea del Sur.

En algún momento de mi vida, yo me había imaginado esa misma situación. Jimin entre mis brazos mientras que yo acariciaba suavemente su espalda.

Claramente el contexto era otro, porque nunca se me pasó por la cabeza un embarazo. Bueno, tal vez sí, pero el cachorro era mío.

—Soy un idiota —lloró en mi hombro—. Yo no sé qué haré, ni siquiera sé cómo se lo diré a mi madre y mucho menos sé cómo manejar esta situación.

Estaba conmocionado, apenas podía reaccionar a sus palabras. Cualquier cosa que intentara pronunciar posiblemente me haría romper en llanto y terminaría de rodillas preguntándole por qué no me esperó.

—Debes pensar que soy un estúpido. —Se alejó de mí y limpió sus lágrimas con torpeza—. Ni siquiera sé tu nombre y estoy llorando en tu hombro.

Mi lobo se mantenía en completo silencio, pero podía sentir como prefería ser apuñalado un sinfín de veces antes que seguir escuchando aquella conversación.

—No, no creo eso —contesté con un hilo de voz—. Solo estoy sorprendido.

Jimin agachó su cabeza, tratando de esconder esa evidente vergüenza. Tragué saliva e intenté aclarar todas las ideas que se estaban cruzando por mi cabeza en ese momento.

Principalmente, la de tirarme al piso para hacer un berrinche.

—¿El padre es Hoseok? —pregunté con terror. Mi voz sonaba temblorosa y mi aroma estaba comenzando a delatarme.

Me encontraba espantando ante la idea y me costaba demasiado disimularlo.

El rubio negó inmediatamente y dijo:

—Hoseok nunca me ha tocado, él no es el padre —aclaró—. El padre ni siquiera viene al instituto.

Incliné mi rostro con curiosidad y Jimin soltó una pequeña risa ante mi gesto. Las lágrimas aún se deslizaban por sus mejillas, pero algo en mí le había causado la suficiente gracia para robarle una sonrisa.

Algo bueno había hecho.

—Venía al Instituto, salió hace dos años de aquí.

Oh, por la luna. ¡Prefiere a los alfas mayores que él! ¡YA NO TENGO DESEOS DE VIVIR!

No tenía oportunidad con él y eso me generaba deseos de morir junto a mi lobo.

—¿Es tu novio?

Jimin negó escandalizado mientras movía sus manos de la misma forma.

—¡No! No lo es. Yo no tengo pareja —contó—. Solo nos encontramos y pasaron cosas, pero nunca tuvimos una relación seria.

Oh

—¿Y planeas decirle?

—¿No es lo correcto?

Me encogí de hombros.

—No lo sé —contesté con una pequeña mueca—. ¿Qué quieres tú?

El rubio se cubrió el rostro con vergüenza.

—Yo no sé qué es lo que quiero —confesó con tristeza—. Apenas puedo procesar lo que está ocurriendo.

En las últimas palabras, su voz se quebró por completo. Me mordí el labio y me acerqué a él para abrazarlo. Era verdad, no nos conocíamos —o bueno, él no me conocía a mí—, pero, aún así, Jimin se refugió en mis brazos en busca de consuelo. Lloró y se aferró a mi camisa con fuerzas. Mi lobo podía sentir el dolor del suyo y eso le hacía sufrir aún más.

Siempre me pregunté por qué mi lobo tiene esa extraña conexión con el suyo. Me gusta creer que es algo relacionado con la luna y que posiblemente estemos hechos el uno para el otro, pero Taehyung se burla de mí y suele decir que esas creencias son extrañas. Ahora ¿cómo explicaba lo que sentía en ese momento? ¡Es imposible encontrar otra lógica!

Jimin y yo estuvimos destinados desde el primer día que lo vi y eso nadie lo puede negar.

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🦋 Un papá para Seongjin [ km; au ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora