🦋 Abril, 2015 // Enero, 2018.

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Abril, 2015.
Busan, Corea del Sur.

Me gustaría poder decir que Lim Jaebeom era un maldito hijo de puta, pero la realidad no era así. Jaebeom era dos años más grande que Jimin y siempre hubo una extraña tensión entre ambos. Tuve la oportunidad de interactuar con él y fue cuando recién ingresaba al instituto.

En mi primer año, descubrí el gran crush que tenía por un chico rubio de segundo. Sí, ese rubio era Jimin y nadie me podía culpar, ya que en realidad no había alfa que no tuviera una especie de amor platónico por aquel omega. Él era bastante carismático y alegre, además de que destacaba por su sensualidad y coquetería. Aún así, nadie sabía cuál era la clase de alfas que les interesaban a Jimin ya que él no era muy abierto en cuanto a sus gustos o relaciones.

Lo único que tenía en claro es que a mi no me miraba. No lo culpo, para ese entonces yo tenía catorce años, casi quince y no era más que un niño en plena pubertad. Mientras que Jimin a sus quince años lucía etéreo y radiante, yo llevaba un corte que aún no comprendo porque me gustaba tanto. Usaba ropa unos dos talles más grandes y mis ojos ocupaban una gran porción de mi rostro.

Jaebeom era todo lo contrario a mi y eso era normal ya que él tenía dieciocho años. Era alto y estaba mucho más desarrollado que el resto de alfas de la institución, siempre vestía con ropa negra y andaba con una cámara colgada en el cuello. Era presidente del club de fotografía y como yo me interesé en ese club, terminé con él a mi mando.

Nunca me trató mal, siempre fue comprensivo y gracioso para explicarnos sobre el arte de la fotografía. Debo admitir que parte de mi interés en la fotografía se debía a que ese club se encargaba de fotografíar a los chicos de danza y¿quién estaba allí?

Sí, Jimin estaba en ese club.

—Me gusta pensar que la fotografía no se trata solo de captar una imagen. Me gusta verlo como algo más…artístico —dijo Jaebeom, mientras caminábamos por los pasillos de la institución—. Sé que muchos están aquí para aprender a tomar buenas selfies y les voy a enseñar a hacer eso, pero primero quiero que pensemos en la fotografía como algo más. Como fotógrafos, podemos plasmar todas nuestras emociones en la imagen que capturamos. Nuestro humor, deseos, ambiciones, pensamientos e intenciones pueden ser los protagonistas de nuestras fotografías.

Él se detuvo y se volteó para mirarnos atentamente.

»Todos los fotógrafos tenemos un toque; un estilo diferente y ustedes pueden encontrar el suyo experimentando. No se desanimen, no se rindan, si trabajan duro y se apasionan por la fotografía van a llegar muy lejos.

Muchos nos quedamos fascinados ante sus palabras, Jaebeom era animoso y cálido. Lo cuál me sorprendió bastante porque su imagen estaba muy lejos de combinar con su personalidad. Hasta ese momento, él me caía muy bien.

Pero no duró mucho.

Unos aplausos se escucharon a sus espaldas y Jaebeom se dió la vuelta, mostrando a una cabellera rubia y una sonrisa radiante. Park Jimin había estado escuchando sus palabras y él parecía tan impresionado como el resto de nosotros.

—Hyung, has mejorado bastante tu discurso de bienvenida —expusó el omega, divertido—. El que diste el año pasado estuvo muy flojo, ¿no?

El alfa soltó una sonrisa, encantado, lo cuál me hizo sentir muy molesto.

—Es que no escuchaste las palabras que di cuando estaba en segundo año, esas si fueron bastante tristes.

Jimin arrugó su nariz de manera tierna y se rió tan dulcemente que sentí que miles de hadas podían nacer ante tal risa. No podía dejar de preguntarme cómo un chico podía ser tan hermoso y único. Me sentía hipnotizado, anonadado por su belleza.

🦋 Un papá para Seongjin [ km; au ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora