🦋 19 de agosto, 2022.

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Solo cuatro horas habían pasado desde que Nini conoció a Jaebeom. Luego de calmarlo en aquel parque, decidimos volver a casa con la intención de que nuestro pequeño descansara.

Desde que nos bajamos del auto, no se separó de mí. Supe de inmediato que se sentía inseguro y preocupado. Él buscaba mi protección. Al entrar en casa, Jimin se dispuso a hacernos algo de cenar, mientras que yo charlaba con el pequeño y le preguntaba qué sentía.

No me gustó su aroma. Me dió miedo —confesó—. Él no es mi papá y nunca lo será.

Seongjin tenía en claro sus pensamientos y nadie lo iba hacer cambiar de opinión. Por otro lado, Jimin estaba afligido y lo podía sentir por su aroma.

Él sentía culpa por exponer al pequeño a una situación así. Posiblemente, pensaba que no debería haber permitido que lo conociera, pero ambos sabíamos que eso no iba a ser lo correcto.

Luego de cenar y tratar de distraer al pequeño, llegó el momento de hacerlo dormir. Fue una batalla contra la resistencia de Seongjin, él estaba negado a cerrar sus ojos y una parte de mí sabía la razón.

Tenía miedo.

Me siento en la cama con él entre mis brazos y lo trato de recostar con delicadeza. Antes de poder apoyar su cabeza en la almohada, Nini abrió sus ojos y se aferró con fuerza a mí.

Lo único que alcancé a ver fue el puchero que hizo, porque finalmente terminó cediendo al sueño. Con dolor y pena, lo dejé descansar.

El aroma de su habitación era tan fuerte como para calmar sus miedos. Él estaba en un nido hecho por sus papás, no había por qué temer. Lo observé durante unos minutos, tratando de estudiar su sueño y que todo estuviese en orden.

Lo estaba, pero aún así me molestaba sentir que no pude hacerlo suficiente para protegerlo.

Suspiré y no cerré la puerta. Solo bajé las escaleras y busqué a mi pareja. No podía dejar de pensar en lo que Taehyung me había sugerido.

¿Debía intentarlo una vez más? ¿Qué tan mal podría salir? Si Jimin me rechazaba, eso iba a romper mi corazón en miles de pesados. No estaba listo para que me negaran la paternidad de Seongjin una vez más.

Durante estos seis años, había hablado con él en dos ocasiones para hacerme cargo de la paternidad de Nini. En la primera, pareció alegre y accedió hasta que su madre intervino. En la segunda, me dijo que no podía arruinar mi vida de esa manera. Eso me dolió.

Sabía que todo fue por influencia de su madre, pero una parte de mí se sentía ofendido por la remota posibilidad de que el creyera eso. Seongjin estaba muy lejos de ser algo negativo, él solo había llegado a mi vida para mejorarla.

Llegué al primer piso y fui a la cocina. Por cada paso que daba, trataba de buscar las palabras correctas para mencionar el tema. No quería pelear con él y menos cuando nos necesitábamos más que nunca.

Cuando pisé la cocina, Jimin se volteó de inmediato y, al verme, corrió hasta mis brazos. Me abrazó con tantas fuerzas que pude sentir como el aire abandonaba sus pulmones. Tardó segundos en largarse a llorar y yo tardé menos en contenerlo.

Dí un beso en su frente y le prometí que todo estaría bien. Él negaba, mientras se aferraba con fuerza a mi camiseta.

—Soy un idiota, creí que no lo iba a lastimar y lo hizo. Fallé como papá, fallé al protegerlo —explicó, entre lágrimas.

—No, no fallaste. Tuviste en cuenta su decisión, Jimin. Eso es importante porque lo tomaste en cuenta y eso le da seguridad. Tú no podías saber cómo iban a salir las cosas —dije, sin dejar de acariciar su espalda—. Si fuera así, toda nuestra vida sería fácil. Lo importante ahora es estar para él y saber tomar las decisiones correctas.

🦋 Un papá para Seongjin [ km; au ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora