🦋 19 de agosto, 2022.

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19 de agosto, 2022.
Busan, Corea del Sur.

Aceptar que Seongjin quería conocer a Jaebeom, no fue fácil. El miedo a ser reemplazado permanecía allí y no era sencillo deshacerme de él.

Apagué el secador de cabello. Eran las nueve de la noche y Nini se estaba preparando para ir a la cama. Él jugaba con su osito peluche en silencio y se veía preocupado.

Había algo que lo tenía de esa manera y yo necesitaba saber que no era mi culpa. Acaricié su cabello y le dí un beso en él.

Nini se volteó y me sonrió.

—¿Por qué esa carita? ¿Qué te tiene preocupado? —le pregunté, sonriente.

El pequeño respira profundamente y se encoge de brazos con un puchero.

—¿Te enoja que quiera conocerlo? —preguntó, suavecito.

No quería mentirle, menos cuando yo le enseñaba que hacerlo estaba mal.

—Un poco —respondí—, pero no es contigo mi enojo.

Nini hizo un puchero y apoyó su cabeza en mi pecho. Estiró las orejas de su osito y lo elevó a unos centímetros.

Se lo acercó a su frente y suspiró.

—Él no es mi papá —dijo, unos cuantos segundos después—. Lo eres tú, pero yo quiero saber cómo es él. Quiero preguntarle por qué me dejó y por qué no fue buen papá.

Jimin me lo comentó, el cachorro sentía curiosidad y nadie podía culparlo por eso. Él tenía claro en sus sentimientos y pensamientos. Siempre en silencio, pero cuestionándose cosas que nunca creí que haría.

«Seongjin es tan inteligente que podría sorprender a cualquiera».

Mi omega no se equivocaba.

—¿Cómo te sientes? ¿Le temes a algo? ¿Estás emocionado por conocerlo? —pregunté, aunque tenía miedo de oír su respuesta.

Nini negó de inmediato.

—Me da miedo parecerme a él. —Abrazó su osito—. Todos dicen que me parezco a mi papi, pero yo quiero saber si es verdad.

—¿Y si te agrada? ¿Qué harás si él te cae bien?

Soltó el osito y se inclinó para mirarme.

—Yo ya tengo mis dos papás, no necesito más.

No dije nada, solo abracé y me quedé junto a él hasta se durmió. Al siguiente día íbamos a obtener las respuestas que necesitábamos. Todos estábamos nerviosos, inclusive Jimin, quién no dejaba de vomitar.

El embarazo, los nervios y todo el estrés de la situación, estaban sacando lo peor de él. Tres de la madrugada me desperté por el movimiento repentino de la cama, ví como la luz del baño se encendía y escuché a mi pareja devolver toda la cena.

Restregué mis ojos y caminé hasta el baño. Estaba inclinado sobre el inodoro; una de sus manos estaba en su vientre y la otra lo ayudaba a sostenerse. Me acerqué a él y me agaché a su lado.

—Ve a dormir —dijo, limpiando su boca—. Odio que me veas así.

Entrecerré los ojos y solté un bostezo.

🦋 Un papá para Seongjin [ km; au ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora