𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎

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PRÓLOGO

REVENGE

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SUS PIES NO DEJARON DE CORRER a pesar de que se movían a ciegas sin un rumbo en concreto

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SUS PIES NO DEJARON DE CORRER a pesar de que se movían a ciegas sin un rumbo en concreto. Tropezaban, se enredaban y se molestaban, pero continuaron corriendo sin detenerse a respirar un solo segundo.

Por encima de la cabeza de Mélode, en el cielo azul del mediodía, los cañonazos fueron sonando uno por uno en intervalos desmedidos y cortos de tiempo, dejando pequeñas pausas dramáticas entre ellos: Bum. Bum. Bum. Bum. Bum. De haberse encontrado en otras circunstancias, Mélode seguramente hubiera celebrado con regocijo las muertes del resto de tributos, porque a pesar de lo mezquino y cruel que pudiera sonar, cada muerte la acercaba a casa, a su hogar, a su familia. Estaba cansada, débil y mareada, pero no desistió en su objetivo de cruzar la maleza del bosque a como diera lugar. Le dedicó una última mirada a la gran masa de agua que había empezado a inundar la arena, y apretó los dientes con la mandíbula desconyuntada.

El día había amanecido apacible y envuelto por una cálida brisa de Primavera con olor dulzón. Aquella mañana, la pelirroja logró sobreponerse al malestar general y salir de su escondite para pescar varios peces para comer. Logró sacar del agua dos truchas y llegó a preparar el fuego de la hoguera cuando el suelo empezó a temblar con una fuerza inusitada —seguramente obra de los vigilantes— tras lo dicho; la presa situada junto las montañas colapsó. El estruendo provocó que la vencedora se pusiera de un salto en pie, siendo testigo de la cascada de agua que brotó del lugar obra del terremoto.

𝗥𝗘𝗩𝗘𝗡𝗚𝗘  ━ 𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora