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-Perdón.

-Ya no lo necesito...





Felix abrió la puerta con indecisión, intentando ocultar sus lágrimas. Hyunjin estaba frente a él y, sin comprender del todo por qué, lo abrazó, y él no se apartó.

—Necesitaba verte —murmuró Hyunjin, incapaz de sostenerle la mirada.

—¿Qué nos pasó?... —sollozó—. Estábamos tan bien...

No podía quedarse pasivamente mientras era tratado como si fuera nada. A pesar del error que cometió, fue la mejor versión de sí mismo por Hyunjin, se lo había dicho antes, pero no esperaba haber dado tanto por alguien. Otro error fue encariñarse con él sabiendo que le hacía daño. Recordaba cómo a veces lo comparaba con otras personas, o dejaba entrever preferencias por otros. A veces lo trataba mal o lo ignoraba. Aunque Hyunjin tenía razón en que si no le gustaba eso, debería haberlo dejado, él mantenía una pequeña esperanza de que Hyunjin cambiaría, pero resultaba que las personas solo cambian cuando ya es demasiado tarde.

—Hyunjin, no me abraces —intentó sonar serio, pero su voz estaba claramente quebrada.

En su mente solo se repetían las mismas palabras una y otra vez.

"Por favor, no dejes de abrazarme. Por favor, no dejes de abrazarme. Por favor, no dejes de abrazarme. Por favor, no dejes de abrazarme."

—Necesito que mi alma esté en paz, tranquila. Necesito lo que siento cuando me abrazas, esas ganas de vivir, de estar siempre contigo, esa calma de que todo pasará y de que todo es posible, esas ganas locas de querer abrazarte para siempre. Necesito sentirte, tocarte, estar cerca de ti, escuchar tu respiración, tus latidos. Necesito eso que no sé cómo llamar, eso que me transmites cada vez que me abrazas. Necesito, te necesito —Hyunjin se quebró en sus brazos al terminar de hablar—. Te necesito a ti y a nadie más. Estoy en esos días en los que quiero abrazarte mucho y saber que todo va a estar bien, que al abrazarte se me va toda la tristeza y volvemos a ser felices juntos.

Se sintió completamente roto, devastado por las palabras que Hyunjin había compartido. En ese momento, el pasillo parecía más pequeño, como si el peso de su dolor llenara cada rincón. Recordó los momentos felices que compartieron, los días de risas y complicidad, pero también las tensiones, los desencuentros y las heridas emocionales que ahora parecían insuperables. Ambos eran humanos, con corazones vulnerables que habían aprendido a amar profundamente, pero también a tropezar y a lastimarse. Habían construido sueños juntos, pero ahora se encontraban en medio de un doloroso proceso de separación. A pesar de todo, aún había un lazo de afecto que los unía, aunque ahora fuera frágil y lleno de incertidumbre. Se preguntó si sería capaz de sanar, si podría recuperar la paz que tanto anhelaba y seguir adelante sin la presencia constante de Hyunjin en su vida.

—Mírame —le ordenó, y Hyunjin, avergonzado, lo hizo—. Nunca todo será perfecto. Habrá días en los que me extrañarás, otros en los que sentirás que dominas el mundo o que el mundo te domina a ti. Pero, ¿sabes qué? No todo es para siempre. El tiempo cura lo que el amor no puede, y seguro que todo mejorará, quizás no ahora, pero en el futuro.

—Felix, no quiero perderte.

—No me perderás. Seguiremos siendo amigos hasta que todo mejore.

—¿Me lo prometes?

—Te lo juro.

Quizás no lo había pensado con la suficiente profundidad en ese momento de vulnerabilidad, pero reflexionaba sobre la posibilidad de reconstruir algo entre ellos, aunque no en el mismo contexto que habían compartido. Se preguntaba si podrían encontrar un nuevo equilibrio, uno que les permitiera mantenerse cerca sin la intensidad emocional que había caracterizado su relación anterior. Consideraba que tal vez podrían explorar una amistad renovada, basada en el respeto mutuo y en el apoyo emocional que aún sentían el uno por el otro. Sabía que no sería fácil deshacerse de las cicatrices del pasado ni ignorar los sentimientos que seguían latentes, pero también entendía que debían encontrar una manera de seguir adelante sin destruir por completo lo que habían construido juntos. Pensaba en la importancia de establecer límites claros y en cómo podrían aprender a aceptar el cambio sin perder del todo la conexión especial que los unía. Era consciente de que sanarían a su propio ritmo y que el camino hacia la recuperación emocional sería difícil, pero tenía la esperanza de que, al menos, podrían comenzar a curar las heridas compartidas y encontrar un nuevo camino hacia la paz interior y la felicidad individual.

Heather 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora