Raison D'etre

CAPITULO 12: Compartiendo la misma luz.

Todos estaban en la mesa, se observaban unos con los otros mientras que Thomas permanecía comiendo con sus gafas oscuras. Sia no comprendía aquel silencio repentino, todos eran muy comunicativos, pero ese día parecía que algo afectaba la atmosfera,  parecía que huían de algo.

Di Stefano disfrutaba de la comida, su esposa Emma le ayudaba a comer románticamente, Sarah se veía molesta, sus hijos; los gemelos Luis y Louis parecían entender que debían comportarse o su madre explotaría en cualquier momento y Zach, el esposo de Sarah solo hacia alguna que otra señas a sus hijos en algunos momentos.  

Esther comía poco a poco, ella siempre hacia silencio en la mesa pero nunca miraba a los demás comer, especialmente si esa persona era un hombre. Sia comenzaba a sospechar cosas entre Esther y David, no hacía falta ser muy inteligente para saberlo, ambos se daban miradas furtivas llenas de traviesas sonrisas y muecas risueñas, pero de ser ciertas sus sospechas no diría nada, eso en vez de molestarla, la alegraría.

Luego de 15 minutos en silencio se concentró en la incómoda posición que mantenía Tom, de cierto modo no comprendía porque se mostraba gentil y tierno para luego en minutos ponerse serio y frívolo.

Sia aún no entendía el humor del rubio, le parecía muy bipolar su comportamiento, pero haría todo lo posible por entenderlo, lo amaba y si quería demostrárselo debía primero comprenderlo.

Marielle por su parte desayuno con su rostro distorsionado por el dolor, se veía deprimida y desamparada. Sia pudo percibirlo, incluso sintió tristeza de verla en aquel estado, cada vez que sus ojos se enfocaban ella le daba una sonrisa de aliento, quería trasmitirle apoyo porque fuese lo que fuese que le pasara nadie merecía sufrir solo pero muy al contrario de lo que ella esperaba la morena se mostraba altiva y repelente al asunto.

Si debía describir aquella situación o ambiente podría utilizar una sola palabra "hojillas", era lo que necesitaba para cortar aquella tensión existente en todos los que se hallaban en la mesa, excluyendo a Esther, David, Emma y su esposo que parecían no enterarse de la situación o preferían ignorarla.

Sia no dejaba de pensar en lo que Marielle le había dicho en la terraza y se incomodaba por la situación que seguramente estaba viviendo la mujer, era obvio que le afectaba el rechazo de Tom. Incluso aun con aquellos pensamientos hubieron segundos en los cuales se perdía en los movimientos de Tom el cual ni enterado estaba de la inspección de la muchacha, solo dejaba de verlo para conseguirse con un odio irracional que profesaba la mirada de Marielle. Lo único que ella sabia eran que algo había ocurrido, quizás cundo salieran le preguntaría, al menos lo intentaría. El silencio que se vivía era la prueba de ello.  

Tras desayunar los hermanos Di Stefano se despidieron de todos y se marcharon a sus respectivos trabajos, muy distintos entre sí. La despedida de David y Esther fue algo que le atrajo a Emma, ella conocía a su cuñado y el verlo pedirle el número a la mujer la tomo por sorpresa, se observaban muy animados, ya tendría ella la oportunidad de hablar con su amiga.

Media hora más tarde Sarah y sus hijos tuvieron una despedida muy dramática y emocional digna de un Oscar.

Aunque sabían lo poco afectivo que era Tom y su desaprobación a los abrazos estuvieron encima del hasta que su transporte estuvo listo. Sia prefirió permanecer en la sala todo ese tiempo, apenada ante la situación, cuando todos salieron para concluir la visita, ella prefirió quedarse sentada a esperar con su hermana.

Esther: Entonces... ¿Qué te preocupa Anastasia? –Pregunto con total curiosidad, desde que todos los presentes habían salido a despedirse Sia no dejaba de ver por la ventana y de estrujarse las manos unas con las otras. Al escuchar a su hermana suspiro y se acerco a ella para abrazarla- ¿Tom te dijo algo? –Ella negó con su rostro para luego hablarle con sus señales- Okey, ¿Qué tiene de malo que salgan juntos? Si ya se dieron un beso no le veo nada de malo que salgan –Ella asintió avergonzada, solo su hermana podía lograr que ella pensara en esas cosas de esa forma- Lo sé, soy algo dura contigo pero apenas se conocen y ya están desbordando amor por todos lado y dándose besos en público –Sia la miro con cara de sentirse ofendida- Tranquila, no quiero que pienses que te ofendo, solo cuídate y cuídalo a él. Es un hombre mucho mayor que tu, con una familia muy reconocida y digamos que su vida ahora no es la que se merece, al menos tu y el parecen entenderse. No sé cómo lo hacen, pero lo hacen –Aquella sonrisa de Esther animo a Sia- Entonces ¿Estas más tranquila-Ella asintió y entonces Esther no pudo evitar abrazarla con fuerza, su pequeña hermanita ya había crecido, ahora es toda una mujer.