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¿Donde estaba? No reconocía el lugar, había una cama, un armario y otros muebles en tonos caoba y dorado, se movió un poco pero las ataduras en la mano y piernas no le permitieron hacer mucho.

Quería gritar por ayuda, pero tenía cinta adhesiva en sus labios, el miedo creció más al ver como se abría la puerta, reconoció a los tres hombres que entraban, pensó le iban a ayudar pero en lugar de eso acomodaron unas sillas y se sentaron frente a ella.

–Creí tardaría más en despertar– dijo enojado Koga viendo a Bankotsu– Dijiste que mínimo estaría dos horas cedada.

–Media hora antes no importa– se defendió apoyando su rostro en el respaldo de la silla– lo importante es que esta bien y con nosotros.

–El humano tiene razón– Sesshomaru se acercó a la azabache para quitar la cinta de su boca– si gritas nadie te oirá, estamos lejos de todo y todos.

–¡Que están haciendo!– gritó enojada viendo a los tres– mañana me caso, dejen esta broma y sueltenme, no diré a nadie.

–¿Dejarte?– esta vez habló Koga, se levantó con una sonrisa que causó temblor en el cuerpo de Kagome, no sabía si por miedo o un extraño placer, la tomó de sus mejillas con una mano sin llegar a lastimar, se acercó hasta que su nariz tocó una mejilla– querida Kag, no te trajimos por bromear, tu no te casaras con ese idiota.

La azabache tragó saliva nerviosa, era extraño verlos así, tan determinados y trabajando juntos, su corazón se aceleró y el aroma de excitacion llego a las fosas nasales de ambos youkai, quienes ronronearon en aprobación por tan dulce aroma.

–Hace años sentiste amor por cada uno de nosotros– habló Bankotsu subiendo una pierna sobre la otra– pero te quedaste con el único imbecil que solo te desea por ver a Kikyo en ti.

–Eso no es...

–Podemos oler la duda en ti– interrumpió Koga acercándose, Bankotsu se levantó y quedó de rodillas frente a ella, Sesshomaru se puso detrás y Kagome solo pudo sonrojarse– niegalo con palabras y acciones, pero tu aroma no miente, jamás.

–Entonces por que no hicieron algo– preguntó apretando sus manos para mantenerse lo más tranquila posible– me vieron tener citas y salir con él durante dos años, y ahora que deseo casarme, ¿ustedes me secuestran por celos?

–Mírame a los ojos y dime que lo amas, que no tienes dudas y que lo que sentías por nosotros se olvidó– habló Bankotsu tomándola de las mejillas y viendo esos ojos azules más claros que los suyos– dilo y prometo dejarte ir.

Kagome miró a los tres, Koga fue el primero en conocer, su sonrisa siempre le alegro los días en su juventud, luego Sesshomaru, ese alto demonio de filosos ojos dorados que la desnudaban, seria una ciega si no caía ante él y Bankotsu, ese chico malo que dan ganas de meterlo en tu cama para domarlo.

Sesshomaru lamio su mejilla mientras Koga besaba su cuello y Bankotsu más atrevido que esos dos metió una mano por su pantalón corto sacando suspiros.

–Habla, o tomaremos el silencio como una positiva para hacerte nuestra– habló el moreno moviendo más su mano– di Kagome, ¿que es lo que deseas de dos youkai y un mercenario?

¡Todo! Gritó su mente mientras las manos de los tres recorrían con tortuosa lentitud su muy excitado cuerpo, miró a Koga, quien sonrio antes de tomar un pezon por sobre la delgada blusa.

–¡Detente!– pidió apretando las piernas y haciendo reír a Bankotsu, quien se levantó y con algo de brusquedad tiró la silla para atrás y la hizo chocar con la cama, sus ojos irradian lujuria, Kagome siente como sus labios se secan y piden los de ellos– por favor...

–¿Por favor que?– los tres frente a ella hablan, su respiración es agitada ya que su necesidad de tenerlos haciéndola suya crece con cada segundo– pide Kagome, pide y te daremos.

–Haremos todo por ti– susurra Koga.

–Matariamos por ti– Sesshomaru dice y escucha el primer gemido.

–Háganme suya– susurra y siente como es liberada, Bankotsu la levanta y deja sobre la cama, se quitan la ropa y ella suspira ante los cuerpos bien trabajados.

¿Está esto bien? Apenas hace una semana tuvo relaciones con Naraku, se entregó a él y mañana sería la boda, una a la cual no llegaría, por que ellos no la dejarían, por que deseaba sentirlos y saber que tan lejos podían llegar por ella.

Dejó de pensar en el de ojos rojos cuando sintió los dedos urgando su interior, la sensación era distinta, los movimientos eran rápidos y le provocaban un placer distinto al que Naraku le hacía tener.

Sesshomaru beso sus labios y Koga jugó con sus pezones, sus fluidos mojaron los dedos de Bankotsu y este se detuvo mientras se quitaba la ropa.

–¿Que crees que haces?– preguntó Koga al verlo acomodarse entre las piernas de Kagome.

–Para que el secuestro fuese un éxito ocupamos mi idea– se frotó contra la húmeda vagina de Kagome escuchándola suspirar– asi que merezco el premio.

–Déjalo, seguirás tu y luego yo– dijo Sesshomaru haciendo que Kagome abriera la boca– cuando se acostumbre, la follaremos entre los tres, usaremos cada agujero en ella.

Las palabras dichas por el ojidorado causaron un temblor en su cuerpo mientras Bankotsu entraba sacando un suspiro, Sesshomaru metió su polla en la boca y Koga guio su mano para no perderse aquel placer.

Las embestidas que daba Bankotsu eran duras, se notaba el tiempo que había deseado hacerla suya, antes de darse cuenta había sacado su pene y se corrió en el estomago de Kagome, los otros dos también se detuvieron, Koga le ordenó ponerse en cuatro y sin esperar a que tuviera un pequeño descanso la penetro, sus movimientos eran un poco más lentos pero aún llegaba a fondo haciéndola gritar.

Esta vez Bankotsu fue quien usó su boca, al sentir su sabor mezclado con el semen del moreno sintió un extraño placer, enterró sus uñas en las piernas de Bankotsu al sentir que llegaba al orgasmo.

La Dulce Fruta Para TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora