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La mañana llegó más rápido de lo que Bankotsu hubiera deseado, dejó a Kagome dormida y él se fue sin voltear a verla o cancelaria el trabajo para quedarse allí.

Koga y Sesshomaru fueron a casa de Naomi en compañía de Sango, la mujer pidió se quedarán a su lado en aquel difícil momento, Naraku no estaba para nada de acuerdo, pero se quedó callado ya que su suegra se veía muy mal.

–¿Tus amigos no han encontrado nada?– le pregunta al ojidorado, quien niega sin cambios en su rostro, Koga y Sango deseaban decirle que la ojiazul estaba bien, que pronto podría verla– ¿Por qué pasó esto?

Naomi se aferró a la mano que Sesshomaru le ofrecia, tomó asiento y limpiaba las lágrimas que mojaban su rostro, el tic tac del reloj es un eco agobiante en la dama que solo necesita ver, escuchar y saber su hija esta bien.

–Deberíamos salir nosotros mismos a buscar– habló Naraku levantándose y quedando frente a la madre de su prometida– Naomi...

–Prometiste cuidarla– el dolor se apreció en cada palabra, Sango apretó el brazo de Koga al verla así– ¡tu me dijiste que cuidarias de ella, que la protegerias de todo y todos!– se levantó y Sesshomaru la afirmó para que no fuese a golpear al ojicarmin– ¡Quiero que te vayas, no quiero verte!

Naraku no hizo el intento por quedarse, tomó su chaqueta y salio de aquella casa, la castaña fue con la madre de su amiga y la llevó a su habitación para que durmiera un poco y se calmara.

–Gracias por estar aquí– dijo mirando a Koga y Sesshomaru antes de subir a la habitación– es de mucha ayuda para mi.

La culpa cayó como balde de agua fría en el youkai lobo, quien apretó las manos hasta sacar sangre, Taisho lo miró a la espera que dijera algo.

–Debemos traerla– se miraron un par de segundos antes que Sesshomaru suspirara y apoyara una mano en su cadera– ¿no crees que esto es demasiado para Naomi?

–Solo hay que esperar dos días mínimo, Naraku debe salir del país– comenzó a escribir un mensaje y cuando al fin se envió guardó el celular– y ya me encargué de eso.

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Kagome miraba la habitación sin saber que hacer, estaba sola, aburrida y a la espera que quisieran dejarla ir, le habían dejado libros, películas y hasta lienzos para pintar, pero ella deseaba salir, sentir el sol en su rostro, escuchar la risa de los niños al jugar y estar con su madre.

Fue a la cocina para preparar un sándwich y zumo de naranja, comenzó a leer otro libro hasta que sintió ganas de dormir, el libro cayó en su pecho y siquiera se cubrió con alguna manta.

Ambos youkai por su parte estaban terminando sus deberes, Sesshomaru tardaría más de lo planeado y le informó a Koga para que fuese con Kagome, el youkai lobo no se molestó para nada, apagó todo antes de bajar rápidamente hasta el estacionamiento e irse a pasar la noche con la ojiazul.

El último mensaje que vio fue un "Mucho cuidado con embarazarla maldito" mostró una sonrisa burlona, no le responderia y así lo dejaría con la duda, quizá mañana lo mataría, pero hoy disfrutaría de Kagome él solo.

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La azabache despertó al sentir que la tomaban y un agradable aroma llegó a su nariz, reconoció a Koga y se acurrucó aún más a su pecho.

–¿Y los demás?– preguntó cuando la dejó en la cama con cuidado y se quitaba su chaqueta–.

–Trabajando– su voz siempre le pareció tranquila, como si buscara calmarla siempre y en cierto modo lo lograba– esta noche estarás conmigo, ¿te parece bien?

Kagome asintió, lo vio salir y aprovechó de acomodar su ropa y peinar un poco su cabello, se puso en medio de la cama y esperó hasta que lo vio entrar con botella de vino, dos copas y un plato con queso.

–Traje películas– la ojiazul se sonrojó, su mente solo había pensado en que entraría dispuesto a tomarla y aprovechar que estaban solos– ¿Estas bien? Estas roja.

–Todo esta bien– movió sus manos frente a su rostro esperando calmarse un poco, pero no lo logró ya que Koga se había acercado y tomado sus manos– ¿Koga?

–No creas que no haremos nada– susurró el youkai pasando la lengua por su cuello– te follare duro hasta el amanecer, igual que Bankotsu.

Se acomodó junto a ella y puso el plato en medio de ambos, sirvió vino y comenzó a buscar las películas para verlas.

Los minutos pasaban y Kagome sentía como el vino hacia efecto, miró de reojo a Koga, quien seguía pendiente a la película, no sabía si era el efecto del licor o simplemente deseaba que ya comenzará a tocarla, pero su mano fue hasta el pantalón del pelinegro, quien sonrió de lado sin mirarla aún, deseaba saber hasta donde llegaría ella por el placer.

Kagome comenzó a estimular y cuando lo sintió ponerse duro poco a poco dejó de lado las copas y comenzó a quitar el cinturón, Koga ayudó a que bajara el pantalón y los bóxer, tragó saliva antes de tomarlo entre sus manos y comenzar a mover de arriba a abajo con cuidado, Koga suspiró de gusto y cerro los ojos disfrutando el momento.

Gimió al sentir como chupaba solo la cabeza y daba besos en el tronco, su respiración se volvió agitada, abrió un poco los ojos y se deleitó viendo como su mano se perdía bajo el vestido para darse placer a ella misma.

Kagome metió lo más que pudo el pene del ojiazul en su boca, ambos gimieron de gusto, Koga apoyó una mano sobre la cabeza de ella y le mostró el ritmo que deseaba siguiera, al principio fue lento, pero la boca de la azabache era cálida y le gustaba, así que aceleró hasta que sintió que la llenaba.

–Desnudate– ordenó cargado en deseo, Kagome sintió una corriente en su cuerpo antes de acatar la orden y quedar expuesta ante el youkai– ahora, ponte en cuatro y abre tu húmeda cavidad para mi.

La Dulce Fruta Para TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora