••8••

204 29 8
                                    

Los tres se encontraban sentados en la sala de aquella habitación, sin saber que hacer o decir, Bankotsu llegó antes de lo esperado y Koga llegó cuando Sango le llamó para darle la noticia.

–Esto es malo, esto es mucho peor que malo– habló Koga juntando sus manos y suspirando– ¿Sabes que Inuyasha podrá olerla en nosotros y decirle a todos?

–Nada lo detendrá, su relación con nosotros es mala– responde Bankotsu poniendo sus pies sobre la mesa central– hay que buscar una manera de sacar a Naraku y hacer que Naomi vea a Kagome para que este bien.

–Primero haremos que Kikyo mantenga a Naraku en casa– le prestan mucha atención al youkai– haremos que Naomi vea a Kagome y debemos convencerla de mantener el secreto.

–Decidido, te volviste loco– dijeron ambos mirándose y luego viéndolo otro vez– ¿como esperas que Naomi no desee llevarse a Kagome de aquí?– Terminó por preguntar Bankotsu.

–Odio admitirlo, pero estoy de lado del mercenario– dijo Koga y se cruzó de brazos– no hay forma en que Naomi no nos mate y menos en que nos deje a Kagome.

–Verá que esta bien y nos apoyará– se estaba autoconvenciendo a si mismo pero quizá si serviría.

•••

Naomi abrazaba a su hija Kikyo, Inuyasha las veía con cierta tristeza al pensar en el dolor que estaban sintiendo, Sango les sirve jugo y se quedó junto a la madre de su amiga.

–¿Aún no encuentran alguna pista de ella?– preguntó la pelinegra tomando el vaso y jugando un poco con el– han pasado varios días.

–No han llamado pidiendo nada tampoco– susurró Inuyasha mirando el techo y volteando un poco hacia Naraku, quien no dejaba de mirar a su chica– ¿tu tampoco has podido encontrar nada?

–No, tengo a todos mis hombres buscando y aun no han encontrado nada– dijo sin mirar a su suegra, quien estaba aún muy enojada con él– pero seguirán buscando hasta dar con Kagome.

Inuyasha sintió el aroma de su medio hermano y los dos amigos de este, pero había algo más, se levantó y fue a recibirlos, apenas abrió la puerta arrugó la nariz y los hizo alejarse.

–¿Donde la tienen? ¿Que mierda hicieron?– preguntó enojado ya que había visto el dolor de su chica al saber la noticia– más les vale tener una buena explicación.

–Si dices algo la única que sufrirá será Kagome– respondió Sesshomaru de brazos cruzados, ambos se miraban con ira– sabes tan bien como nosotro que Naraku esta con ella por el parecido con Kikyo.

–Además, debes ayudarnos para llevar a Naomi y que así esté tranquila– intervino Koga y se ganó una mirada de sorpresa– no es nuestra idea que su salud empeore por esta situación.

–Lo máximo que puedo darles son dos horas– respondió mirando otro lado– si Naraku se entera no tienen mi ayuda.

Todos asintieron y entraron siendo recibidos por Naomi, quien tomó la mano de Sesshomaru y le imploro que tuviera buenas noticias, pero él solo negó y le ayudó a ir hasta la cocina para darle un vaso de agua.

En la sala Inuyasha le dijo a Kikyo que debían buscar un lugar donde dormir para no incomodar a Naomi, la pelinegra estuvo de acuerdo y Naraku inmediatamente se ofreció a llevarlos.

Los tres salieron luego de despedirse y así, cuando escucharon el auto alejarse Sesshomaru le dijo a Naomi que fuera con ellos, Sango mientras tanto había ido a su casa para darse un baño y calmar sus nervios por que veía que todo se estaba complicando.

•••

Kagome apenas se había despertado fue a darse un largo y muy relajante baño caliente, necesitaba despertar los músculos que Sesshomaru había dormido por tantas horas de sexo, pero no podía evitar excitarse al recordar aquella apasionante noche.

Llevó una mano a su intimidad y la otra a su pecho derecho, comenzó a tocarse ante el recuerdo de cada uno, todos eran diferente en cuanto a darle placer, Bankotsu a pesar de su actitud era muy tierno, Koga mezclaba la ternura y las ganas de darle duro, pero Sesshomaru solo la follaba duro, encargándose siempre de hacerla llegar al clímax.

Gimió cuando sintió como se corría en sus dedos, respiraba agitada mientras se enjuaga y sale de la ducha, ellos la volvían una pervertida.

Se puso una pijama que Sango escogió por si pasaba frío, pantuflas y bajó a calentar un poco de la comida que sobró de su comida con Sesshomaru, tomó asiento en el comedor y escuchó un auto estacionarse fuera, sabía que eran ellos así que no se molestó en levantarse.

–¡Kagome!– la voz de su madre la asustó, se levantó rápidamente recibiendo ese cálido y amoroso abrazo que había estado deseando, la escuchó llorar y sintió su corazón doler por que en estos días solo había pensado en esos tres adonis de hombres– ¡Oh por kami, estas bien, estas aquí!

–Mamá, que alegría verte– respondió escondiendo su rostro en el cuello y ambas cayeron de rodillas– perdón por causarte dolor.

–Solo me importa que estés bien– acarició y beso la cabellera azulada, la que le recordaba a su difunto esposo Kenta– ¿y ustedes? Me dijeron que no sabían nada.

–Yo les pedí esto– todos quedaron expectantes a Kagome, quien limpiaba sus lágrimas y tomaba las manos de su madre– no deseaba casarme con Naraku, no sabía que hacer, si lo dejaba plantado sería muy cruel.

–¿Y esto no lo es?– debatió Naomi dolida– han jugado incluso conmigo.

–¡Perdóname!– suplicó dolida de verla así– desde un principio les dije que te trajeran para que vieras que estoy bien, me han ayudado en todo.

Naomi prefirió no pelear más, solo necesitaba saber que estaba bien, que nada malo le había pasado esos días, cuando llegó la hora de irse pensó que su hija iría con ella, pero le pidió guardar el secreto solo un poco más, necesitaba calmar su mente para hablar con Naraku.

Koga llevó a la mujer hasta su hogar, el camino fue silencioso pero él sabía que estaba dolida por aquella mentira.

La Dulce Fruta Para TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora