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Bankotsu y Sesshomaru se miraron unos segundos antes de acercarse a Kagome y repartir besos por sus brazos y piernas, la azabache trató de alejarse, hace solo unos minutos habían despedido a su madre, ¿como es que podían pensar en hacerlo?

La azabache gimió al sentirlos tocar su trasero e intimidad, se apoyó en el pecho de Bankotsu, que era quien estaba frente a ella y apretó su camisa para sostenerse bien.

–Debes aguantar hasta que llegue Koga– le susurró Sesshomaru en su oído y mordió levemente su hombro– ¿Crees poder?

–Claro que si– respondió aún sabiendo que solo así como estaban podían hacerla llegar a su limite y rogar por que la follaran duro– el que no aguantará serás tu.

El youkai sonrió un poco antes de simular embestidas en su trasero, Bankotsu comenzó a besarla y el peliplata le quitó la ropa, metió dos dedos en ella y la sintió temblar.

El moreno llevó sus manos a los pechos y apretó con cuidado, habia extrañado tocarla, sentir su calor y sus adictivos labios, se separó para bajar los besos a su cuello y luego bajó hasta los erectos pezones rosas.

Kagome apretó las piernas y mordió su labio aguantando las ganas de gemir y correrse solo con eso, quizá no aguantaría hasta que Koga llegara.

•••

El youkai lobo se encontraba de brazos cruzados mirando a Inuyasha y Kikyo discutir, la verdad no sabía porqué, no había escuchado todo, pero debía estar allí por petición de Sango y Naomi.

Su instinto le decía que Sesshomaru y Bankotsu seguramente estaban disfrutando de Kagome, deseaba ir, probar el cuerpo de la ojiazul, escucharla gritar su nombre y pedir más. Apretó los puños y respiró hondo para calmarse, o tendría una ereccion allí mismo.

–¡Pues como quieras, me voy!– escuchó gritar a Kikyo mientras tomaba su bolso y pasaba por su lado– ¡Adiós!

–Maldición– Inuyasha frustrado pasaba las manos por su rostro, luego de unos segundos se quedó mirando fijo al youkai mientras fruncia las cejas– ¿que me ves?

–Descarga tu ira con otra persona, pulgoso– respondió tomando asiento en el sillón individual y subiendo una pierna sobre la otra– siquiera y logré saber por qué se enojo tu mujer, ¿siempre es así?

–Venir acá la puso así– suspiró mirando el techo– o es que se pone así cada que estamos cerca de Naraku.

–¿Y ese idiota que tiene que ver?– la verdad poco le importaba la vida del híbrido, pero la espera por Naomi y Sango se estaba haciendo eterna, debía ocupar su tiempo en algo– creí que se habían ido por que deseaban formar familia.

–¿Y te parece que va bien?– respondió sarcástico con una sonrisa que dejaba en claro no era de alegría– más bien pareciera que nos odiamos.

Dejaron de hablar cuando escucharon a Sango, Koga se levantó y fue con ambas mujeres al centro comercial, donde pasaron a un café para charlar más tranquilos sobre la situación de Kagome.

•••

Sesshomaru había acercado a Bankotsu hasta su casa, el mercenario deseaba darse un baño, cambiar su ropa y debía guardar sus armas en caso de cualquier cosa, el youkai por otro lado tenía tiempo libre y aprovechó de ir a casa de Kagome por algunas de sus pertenencias que ella había pedido.

Se encontró con su medio hermano tumbado en el sillón, mirando a la nada y con cara de pocos amigos.

–Te ves terrible– dijo mirándolo de brazos cruzados– ¿y tu humana?

–Debe estar con Naraku– se hizo hacia delante apoyando los brazos en sus piernas y miró al mayor– seguro ya lo sabes, ellos se aman pero Kikyo desea fama y fortuna.

–Y tu eres un perro que iba tras Kagome pero desistió de la idea– lo vio asentir, toda esta mierda era enredada, tal cual una novela– ¿que se supone que ganabas con esto?

–Ni puta idea– se levantó dando vueltas y cubriendo su boca unos segundos– ¿y que si me hubiera acercado a Kagome? Ustedes habrían hecho esto mismo, alejarla por qué no son capaces de verla en brazos de otros.

–La puta diferencia es que Naraku solo ve a Kikyo en ella– el peliplata mayor se acercó brusco y apunto a su pecho– no la follarias viendo la imagen de otra, Kagome no merece eso.

Sesshomaru tuvo una buena idea, tomó de la camiseta a Inuyasha y lo arrastró hasta su auto, no escuchó las quejas y condujo hasta la casa donde tenían a Kagome, el híbrido olfateo el aire y desde afuera se sentía la excitacion de la azabache, una corriente de placer recorrió su cuerpo y miró a su medio hermano, entraron y el aroma se intensificó.

–¿Que hacemos aquí?– deseaba saber, se estaba volviendo loco y si esto era una especia de tortura, lo mataría.

–Le habíamos preparado el camino a Koga, pero creo que hoy no vendrá– le respondió alzando los hombros e hizo que avanzará tras él hasta llegar a la habitación donde estaba Kagome– Te mostré el camino hasta ella, si haces esto no le dirás a nadie donde la tenemos.

Inuyasha tragó saliva y asintió, Sesshomaru abrió la puerta y el híbrido quedó paralizado, en medio de la habitación había una cama extra grande, sobre esta yacía Kagome puesta en cuatro, con su pecho tocando el colchón, brazos atados en la espalda, una especia de collar que estaba en su boca con una esfera y un trozo de seda negra cubría sus ojos.

Su trasero bien levantado, expuesto y rojo quizá por nalgadas recientes, habían dos vibradores encendidos dentro de ella y solo se podían apreciar los espasmos de su cuerpo ante tanto placer.

–Dime, ¿pensarías en otra al tenerla así?– el menor negó, sintió como su pantalón se levantaba y se calentaba más con cada segundo– ¿que esperas? Ella está deseosa por que la haga gemir quien realmente aprecie su cuerpo, quien la desee por ser ella misma.

Inuyasha se acercó a paso lento, tocó uno de los vibradores y lo hundió más en ella, Kagome gimió y arqueo más la espalda, tiró el trasero más atrás invitando a quien estuviera allí para que la hiciera llegar más veces al orgasmo, y el ojidorado no se resistió, solo pudo bajar el pantalón y meter toda su polla en la húmeda vagina de su amor de juventud.

La Dulce Fruta Para TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora