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Vamos al desierto con los nenes, Leo y algunos jugadores ¿Venís no?—pregunto Anto en medio de mi hora de desayunar. Resulta que Leo se habia quedado en el departamento después de la celebración porque les habían deja un día libre.
—No lo sé Anto—dude. Se supone que iba a salir con Enzo.
—¿Vas a salir con tu amigo?—pregunto para después darle un trago a lo último de su café—Tráelo.
—Iba a salir con Enzo—anuncié en un susurro para que Leo, que se encontraba en la sala, no escuchara.
—¡Ay!—celebro en alto Anto.
—Silencio—le ordene y ella silencio sus grititos de emoción con la palma. La iba a matar.
—Contame todo, ya—ordeno y se acerco mas para que podamos hablar sin que Leo escuche. Le conté todo lo que paso entre nosotros y también lo que Valentina me dijo.
—¿Y que te parece el Enzo que estas conociendo?
—Me gusta mucho—me sincere. Sabia que a Anto podía decirle todo, ella me hace sentir tanta confianza.
—Me alegro mucho por vos Cuñis—ella se aproximó y me abrazo. Sentía que Anto era mas mi madre que la mujer que me pario, ella transmite tan buenas vibras y el aura de madre la tiene desde antes de serlo—Te mereces ser feliz.
—Gracias Cuñis—todos los días me pregunto que hizo Leo para merecer a esta mujer pero después recuerdo que mi hermano se merece todo lo bueno que tiene en su vida.
—Igualmente me hubiera gustado que nos acompañes hoy.
—¿Por qué no vas a venir a la excursión en el desierto?—pregunto Leo al llegar a la cocina logrando que ambas saltemos del susto.
—Porque…—ay dios ilumíname para tirar un buen chamuyo—No tengo muchos ánimos—si, no se mentir.
—¿Paso algo?—pregunto acercándose. Su cara de preocupación se veía a kilómetros.
—Solo quede cansada del festejo—¿alguien sabe si hay cursos para mentir? Porque necesito uno urgente.
—Dale—insistió Leo. A los pocos minutos tenia a los hombres Messi insistiendo. Thiago y Mateo juntaron sus cabezas mientras hacían puchero y Leo tenía a Ciro en brazos haciendo una cara tierna.
