CAPÍTULO 70: Pesadilla

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Alex me deja en la puerta y se va, a pesar de que le insistí que entrara conmigo, se niega a causarme más problemas; sin embargo, yo sigo pensando que la que causó el problema fui yo por abrir la boca con la monkey esa, pero en fin, será mejor así.

Entro a mi oficina y me siento frente al portátil para empezar a revisar los inventarios de hoy, dándome cuenta de que hay algunas bebidas que se están agotando y son las que más se consumen, así que entro a mi cuenta de correo para enviar un email al distribuidor.

Luego de unos minutos inmersa en mi trabajo, escucho que tocan la puerta:

—Siga.

—Hola, Abril. —Sebastián aparece en el umbral con una sonrisa cálida.

—Hola, chiquillo. —Lo saludo devolviéndole la sonrisa.

—Te traje café.

—Gracias, qué lindo. —Me levanto para recibirle la taza humeante, y la llevo a mi nariz para olfatearlo—. Huele delicioso.

—Necesito que hablemos, pero no puede ser aquí —afirma con una seriedad que me causa zozobra enseguida.

—¿Qué pasa?

—¿Podemos salir un momento? —cuestiona dándole un sorbo a su taza.

—Está bien, déjame terminar de enviar unos correos y ya salimos.

—Claro, te esperaré aquí entonces, si no te molesta.

Acepto sonriendo, y se sienta frente a mi escritorio para seguir bebiendo su café, mientras termino de redactar los correos, sorbiendo de mi taza de vez en cuando.

No sé cuantos minutos pasaron, cuando de pronto me empiezo a sentir extraña... La pantalla del portátil se ve borrosa y pierdo la noción de lo que estoy haciendo... Es como si no fuera yo, y no supiera donde estoy ni lo que hago. Mi mente se revuelve mientras miro la pantalla fijamente sin ver nada porque me siento mareada...

—¿Te encuentras bien, pequeña? —Una voz masculina que se escucha como a millones de kilómetros de distancia, me saca de mi trance, y con un esfuerzo enorme elevo mis párpados para verlo...

Es la silueta de Alexander, o al menos eso es lo que me dice mi subconsciente, y me levanto de la silla, sintiéndome liviana como una pluma, acercándome a él para sentirlo cerca de mí. Me arrojo a su pecho, rodeando su cuello con mis brazos y lo beso tiernamente en los labios... Creo que estoy soñando porque se siente igual, y me dejo llevar por ese beso, mientras él aprieta mi cintura con sus manos.

Me aparto un poco de él deteniendo el beso... Por alguna extraña razón no lo siento igual y algo me hace apartar, pero entonces él me aprieta más fuerte y vuelve a interceptar mi boca, devorándome los labios con pasión y lujuria... un deseo oculto y desmedido que parece no poder controlar, hasta que me quita el aliento y me aparto para tomar aire; aferrándome a su pecho, olfateo su aroma, pero... No es el suyo...

—Tú no eres Alexander —pronuncio mirándolo a la cara, mientras trato de apreciar al menos un poco sus facciones.

Se queda quieto, como asimilando lo que escuchó y luego me toma de la mano.

—Siéntate, parece que no te sientes bien —dice con esa voz lejana, apartando la silla tras mi escritorio para que me siente.

Veo su silueta alejarse y salir de mi oficina cerrando la puerta, y simplemente me dejo caer sobre el escritorio, apoyando la cara en mis brazos cruzados...

👋ᕙ('▿')ᕗ

Abro mis ojos lentamente, despertándome... Todo es claro ahora: estoy sentada tras el escritorio en mi oficina, y levanto la cabeza con cansancio. Imágenes borrosas aparecen en mi mente, sobre Alexander, pero no recuerdo nada de lo que hice en todo este tiempo, porque miro la hora en la pantalla del portátil y son las 22:50.

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