08:53AM.
Al final acabaron pidiendo muchos más tickets para la cabina de fotos ya que empezaron a utilizar todo el cotillón de la caja. Aunque, por sobre todas las fotografías, su favorita era aquella que había capturado el momento en el cual él le rodeaba el cuello a Harry a su vez que éste agarraba su muslo (coincidiendo que ese hecho se veía en primer plano) y sus mejillas tenían dibujado el medio corazón; razón por la cual también la llevaba en la funda de su celular, junto al dibujo de la mano esquelética que compartían.
No le molestaba el detalle de llenar su funda con cosas relacionadas al alfa.
—¿Podemos ir al sector de regalos?. —escuchó al contrario preguntarle al mismo tiempo que él observaba las nuevas fotografías.
–Mira, somos la pareja del jodido año.
–Realmente, es muy bonito.
Una sonrisa inevitable surcó sus labios, acompañado de sus arrugitas sinceras, al ver con la delicadeza con la cual el rizado le tomaba del mentón previamente a estamparle un beso en la boca, atontándolo peor que con su aroma y siendo evidente por la boba sonrisa que iluminaba su rostro con cada beso dado. Era como recibir con cada uno una sobredosis olvidadiza, una razón para continuar. Se le era tierno, un gesto hecho con amor del cual no sentía ser un merecedor digno.
Porque Harry era mucho... muchísimo.
Y él se sentía tan poco a comparación.Quizás debido a que las memorias muertas de su pasado habían regresado para jugar en su cerebro, volviendo a hacerle sentir inferior con sus inseguridades, alguien que no merecía ni una pizca de amor por ser un “bicho raro”.
Sintió que H, en el intento de captar su atención al notarlo dentro de un bombardeo de pensamientos con el azul perdido en algún lugar de la fotografía, acunó su mejilla con la palma y le elevó la vista para que hallara a su verde...
Hallar su verde fue hallar paz.
Con su zafiro perdido en alguna parte de sus esmeraldas, su corazón pudo abofetar a su cerebro para que dejara de sobre pensar cosas del pasado o temores y simplemente se entregara a aquel amor que les duraría poco en esa vida ya que el destino, sin importar lo tanto que lo insultaran, los quería poquísimo como para hacerles vivir esa aventura con un final establecido.
Ladeó la cabeza con cierta confusión e hizo un puchero, que le hizo sonreír, frente a su silencio.
—¿Por favor...?. —pidió creyendo que le estaba ignorando y, antes de que pudiera hablar, en el intento de convencerlo le dió un beso casto.Rió con un sutil sonrojo a su vez que por necesidad llevaba sus manos a la cintura ajena. Su subconsciente tenía que asegurarse de que aquello era real y no que se había dormido en algún momento para luego despertar y darse cuenta de que todo había sido un sueño volátil, desapareciendo entre sus manos. Quería tocarlo, quería sentir su calidez bajo su tacto y recibir sus hoyuelos por tan solo marcarlo suyo durante el tiempo que tuvieran.
Sentir que finalmente había logrado pertenecerle a alguien que lo quería suyo.
—Claro, Rana. —le aseguró con simpleza, volviendo a reír por recibir un beso en la punta de la nariz como respuesta—. Hace unos minutos te he dicho que me gustas y ya no sé cuántas veces me has besado.
—Eres un erizo adictivo, no puedes culparme. —le contradijo, acariciándole el pómulo con el pulgar. Con sus dígitos restantes, delimitó su mandíbula suavemente—. Creí que moriría sin besarte de nuevo, así que ahora quiero besarte tantas veces pueda hasta morirme.
—Creí que... —divagó, buscando palabras concretas al mismo tiempo que sentía perderse libremente entre los infinitos senderos jade, relamiendo sus labios por simplemente estar a tan corta distancia y todavía no ser besado—. No sé. Costaría más dar ese paso de confianza, de pasar de ser “Últimos amigos” —hizo comillas con los dedos—, a algo más.
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Al final mueren los dos.
Fanfiction«Sabes que la fiesta ha terminado cuando estás parado solo en un espacio vacío» Londres, 2014. Un Louis con el corazón roto se encontraba entre las solitarias calles de Londres junto a sus mejores amigos cuando la tétrica melodía del llamado de Muer...