IV | ¿A dónde vamos?.

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       05:07AM.

Acababa de sentarse en silencio en el escalón de la entrada, llevándose las rodillas al pecho, –luciendo como un pequeño castigado que había sido llamado por sus padres–, y aceptando el cigarro ya empezado que Zayn le compartía para ahogarse en nicotina, quien estaba a su lado con un Liam entre dormido acurrucado en su pecho, brindándole caricias suaves mientras el castaño le observaba el perfil en silencio y sin disimulo. Era normal ver al omega siendo mimado por su alfa aunque no estuvieran en privado ya su mejor amigo adoraba encontrarse entre los brazos de su destinado; raro era ver lo contrario, cuando el pelinegro era el mimado, que únicamente sucedía entre las paredes de su habitación.

—Lou. —le llamó Liam para que voltee a verle, exhalando el humo para entregarle el cigarrillo a su compañero—. ¿Harry es tu Último amigo?.

Asintió, elevando levemente una comisura de sus labios sin ser consciente de aquello y generando que el azabache alce una ceja, ladeando la cabeza.

–¿Amigo?.

–Sí. Amigo, William.

—¿Amigo?. —cuestionó, reprimiendo una sonrisa—. ¿Los amigos se besan?.

—Cállate, Zee. —le ordenó el ámbar en un gruñido, llamando la atención de ambos por su molestia notable—. Nosotros éramos amigos y nos besábamos, así que tu pregunta no tiene argumento porque nosotros mismos fuimos amigos que se besaban. Deja que el chico disfrute de sus horas con quien quiera y con el nombre que quiera ponerle al vínculo, si es que quiere ponerle uno. —se acomodó en su lugar, ocultando su rostro en el cuello de su novio—. Hay que confiar que está en buenas manos, porque no podemos estar detrás suyo todo el jodido día...

Tras unos segundos del sutil regaño, pasando lentamente acompañados por un silencio absoluto, el moreno habló luego soltar el humo que almacenaba, dejándole un beso fugaz en el cabello a su pequeño:

—Perdón por ser sobreprotector, no querer dejarte ir y actuar como un idiota por eso. —se disculpó ágil, sonando arrepentido. Únicamente cuando Liam lo regañaba era cuando el ojimiel aceptaba que a veces actuaba mal, permitíendose herir su orgullo para acabar con la tensión—. Me cuesta pensar que voy a tener que dejarte ir para que puedas morir sin la culpa de que te veamos. Me estoy volviendo loco desde que escuchamos la melodía de Muerte Súbita y comenzaste a llorar porque te llamaron a tí. Estoy seguro de que estoy perdido la cabeza. Y realmente ver que estabas besándote con Harry me hizo enfadar un poco, no porque sea Harry, porque lo estabas besando o algo similar; sabes muy bien que de tu culo y corazón te haces cargo tú. Sino porque simplemente se me hizo loco que tu te vieras tan tranquilo...

—Teniendo a Harry al lado me siento muy tranquilo, tienes razón. —le interrumpió y apoyó sus palmas sobre la superficie para llevar todo su peso a ellas, levantando su azul para observar el cielo nublado, no correspondiendo la mirada atenta de sus amigos. Jugueteó con la punta de sus dedos como si estuviera tocando una nota de piano, demostrando delicadamente sus nervios junto a un sonrojo rosado—. Porque... —divagó unos segundos antes de concluir en un suspiro—: No lo sé. Wiliam lo eligió, desde que lo ví dijo que lo quería para él, y estando a su lado dejo de ser consciente del tiempo, como si el mundo se congelara solo para nosotros dos aunque sea un jodido extraño para mí y los demás se sigan moviendo. Por eso también lo quiero para pasar mis últimas horas, para olvidarme un poco de que hoy es el final de mi cuento. Porque sé que realmente seré consciente de que nos vamos a morir cuando alguno de los dos simplemente muera frente al otro o quizás nunca lo seré gracias a que me morí primero.

—De eso tienes razón. —oyó otra voz dulce sumarse y volteó al instante, encontrándose el verde del rizado junto a una sonrisa ladera, inhalando su aroma a café que lograba poner inquieto a su lobo.

Al final mueren los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora